"Esperaba salir condenado. Me pedían de 2 años y 4 meses a 6 años de prisión por deserción. Y la espera ha sido como cumplir la pena". Así expresó a este diario su impresión José Antonio Galindo Mancera, el exsoldado pacense que dejó el cuartel de Infantería Mecanizada Acorazada El Goloso de Madrid para cuidar a su familia, tras saber que el Tribunal Supremo le ha absuelto, después de ser condenado por lo militar a un año de cárcel.

Cierto es que se conocen pocas sentencias (Ver el diario del pasado día 15) que justifiquen un abandono de destino militar --el 5 de mayo del 2006-- y que amparen al soldado asumiendo el "estado de necesidad" alegado, por tener que atender a su madre enferma tras la muerte de su padre, y a su hermano, discapacitado psíquico.

En este entrevista, realizada por teléfono, pues se encuentra en Madrid por una entrevista de trabajo, cuenta qué le llevó a tomar su decisión, cómo lo hizo y cómo se siente.

--¿Cómo adoptó la decisión de dejar el cuartel?

--Yo era soldado profesional desde noviembre del 2003; firmé un contrato de dos años que renové y a los seis meses se me presentó la situación. La verdad es que comenzó antes, cuando murió mi padre y mi madre empeoró. Yo hablaba con ella cada dos o tres días y veía que estaba peor. Luego hablé con mi hermano y vi que me tenía volver.

--¿Por qué no pidió permiso?

--Porque sabía que no me lo darían, pues los días de asuntos propios ya los había cogido.Y si me lo hubiesen dado habrían tardado semanas y yo tenía miedo de que mi madre hiciera cualquier tontería. Sufría un trastorno bipolar de personalidad manioacodepresiva y de un grano de arena hacía un mundo. Y mi hermano tiene un 33% de discapacidad psíquica. Ahora estoy en Madrid porque me ha salido una entrevista de trabajo; allí solo hay cosas del campo.

--¿Cómo sale del cuartel? ¿No avisó a un amigo? ¿Cómo vivió?

-- Me fui a casa en Auto Res, por la tarde. En el cuartel no dije absolutamente nada. Tenía amigos, pero no hasta el punto de contarles esto y que no lo comentaran. Llegué a casa y lo primero fue hablar a mi madre, decirle que tenía dos hijos y que podrá tener nietos. Darle ilusión. Luego trabajé, una semana cada cierto tiempo, pues no había trabajo. El resto del tiempo estaba casa con ellos.

--¿Cuánto tiempo pasa hasta que lo detiene la Guardia Civil?

-- Más de dos años y después de recibir varias notificaciones para que me presentara en el Gobierno Militar de Madrid. Yo, en ese momento pensaba, equivocado, que prescribiría en cierto tiempo y por eso no hacía caso.

Yo vivía en Villafranco y estaba de ´botellón´ en Badajoz con unos amigos cuando la policía nos pidió la documentación y con mis datos saltó la busca y captura. Me trasladaron a comisaría y de allí me llevó la Guardia Civil en un furgón a la cárcel en Madrid. Pasé 21 días como preventivo en Alcalá Meco, a la espera de juicio.

--¿Cómo estuvo en prisión?

-- Allí me empecé a mover. Tenía derecho a cinco llamadas de cinco minutos y llamé a un amigo. Le pedí que buscara un abogado especializado en temas militares y dimos con María de los Angeles González, que ha hecho un trabajo excelente. Si no fuese por ella, no estaría en la calle.

--¿Cómo fue el juicio?

--El primero fue a los 21 días de entrar en prisión y salí culpable del delito de abandono de destino. Lo cambiaron porque al principio me acusaban de deserción, pero tuvieron en cuenta mis circunstancias como atenuantes. Recurrió la abogada, y ahora acaba de salir la sentencia del Supremo con la absolución. Yo quedé en libertad por el recurso y volví a casa a pasar la Navidad. Para entonces ya no era militar porque me había extinguido el contrato y estuve trabajando en el campo. Yo estaba con la cosa de que al no ser ya soldado, no podrían juzgarme por lo militar.

--¿Cómo ha recibido el fallo, su madre, su familia?

--La he recibido bastante alegre y mi madre se ha puesto muy contenta. De estar mentalizado a que tienes que pasar un año ahí dentro, a no tener que estar... Aunque yo, la condena la estaba cumpliendo solo de pensar que tenía que entrar en la cárcel. Yo he cumplido una condena todo este tiempo.

--¿Lo hizo por valentía, porque estaba desesperado o por que ordenó sus prioridades?

--Fue una elección. Sabía que era delito, pero en ese momento me daba igual entrar en prisión. Una parte del sentido común me decía, mirando por mí, que tenía que quedarme; pero otra me decía que tenía que mirar por mi madre.