EDAD 52 AÑOS

NACIO EN SALAMANCA, PERO VIVE EN NAVARRA DESDE HACE MAS DE TRES DECADAS

EN EXTREMADURA HA IMPARTIDO RECIENTEMENTE UN CURSO EN MERIDA SOBRE AFECTIVIDAD Y SEXUALIDAD EN PERSONAS CON DISCAPACIDAD INTELECTUAL

Toda una vida trabajando en el área de sexología y sus múltiples artículos y libros publicados sobre esta materia convierten a José Luis García en un referente al abordar este tema en uno de los ámbitos donde resulta más complicado, el de la discapacidad intelectual. Para ello ha sido requerido muchas veces en Extremadura --que, según asegura, muestra una "sensibilidad especial" en este campo--. La última: el curso de educación afectivo sexual para personas con discapacidad intelectual, impartido en el Centro de Profesores y Recursos de Mérida.

-- ¿Qué hago si la veo masturbándose en público? Aparte del título de uno de sus artículos, esta es una pregunta difícil para un profesor o, sobre todo, unos padres, ¿no?

--Claro, pero las personas con discapacidad intelectual tienen unas necesidades parecidas a las nuestras y, si no les explicamos cosas, si no les enseñamos cómo expresarlo, lo van a hacer en cualquier caso. Todo el mundo tiene necesidades sexuales y parte de estos chicos también y si no les educamos sobre ello, pueden hacerlo en cualquier sitio.

--¿Habla de cualquier discapacidad intelectual?

--En general, todos los discapacitados podrían tener este riesgo, aunque suele aumentar con el grado de minusvalía. Por eso, hay que enseñarle que es una conducta íntima que, por tanto, debe hacer sólo en su habitación, así como que si lo hace, el resultado debe ser saludable. Hay chicos que no eyaculan, por ejemplo, y les produce frustración, agresividad... Estos chicos y chicas requieren una atención muy particular, a diferencia de otros que pueden informarse de muchas maneras, porque tienen menos oportunidades de hablar, preguntar... Si no nos tomamos muy en serio este tema, estarán un poco despistados.

--Además, hay una tendencia a ignorar esas necesidades.

--Claro, es uno de los temas que más angustia a los padres. Su miedo, sobre todo si tienen hijas, a que les pase algo --abuso, embarazo...--, es tan grande que les lleva a controlarlas en exceso, supervisando qué hacen en su tiempo libre, con quién salen.... Esto tiene un riesgo para la chica, porque le privan de cosas, a la vez que los padres también renuncian a otras actividades para estar cuidándola.

--¿Cuál es el punto de partida para abordar estos temas?

--Que históricamente se ha maltratado a estas personas, ya que no saben argumentar sus necesidades, y en la sociedad actual, donde el sexo está en todos sitios y estos chicos están integrándose en la vida diaria, necesitan una preparación. No podemos abandonarles, porque les enseñamos de todo --a manejar el euro o el teléfono...-- pero no qué es el sexo. Lo escondemos y eso ya no se puede hacer, porque el sexo está en la tele, internet... El otro día, un grupo de chicos me enseñó los vídeos porno que se intercambian por el móvil y esto me preocupa, porque no puede ser su única información.

--Pero los familiares tienden a la negación, según usted mismo.

--Sí, algunos padres son muy reacios a informar a sus hijos, porque creen que no tienen esas necesidades o que si les hablamos de esto, estamos incitándoles.

--¿Tal vez se identifica discapacidad intelectual con infancia?

--Exacto, se piensa que son niños toda la vida, por lo que se les sobreprotege. Creo que debemos adoptar una actitud distinta, porque son personas con unas capacidades que a veces nos sorprenden y que deben integrarse en la sociedad, cada uno a su modo y según sus posibilidades.

--¿Es distinta la predisposición de los profesores?

--Están entre dos fuegos. Por una parte, ven que en sus aulas los chicos se comportan con naturalidad y hacen cosas, preguntan... De otra, están los padres que les advierten "ojo con ese tema", por lo que no suelen intervenir y quienes lo hacen, actúan como cada uno cree oportuno, con lo cual es un lío. En el curso de Mérida intentamos unificar criterios y aprender a comportarnos de forma profesional.

--¿Cuál son esos criterios?

--Pues la ciencia, la sexología, nos ha dado un volumen suficiente de conocimientos. Por ejemplo, en el caso de masturbación, que es una conducta saludable, evolutiva y que pueden practicarlo si lo desean, pero en privado, en la intimidad. Ya no valen los castigos o decir que eso "seca el cerebro, es malo...". En este tema, uno puede adoptar una postura ideológica, religiosa o profesional y pensamos que en estos temas somos profesionales y nuestra ideología debemos dejarla fuera del trabajo.

--Para que no equivoquen conceptos, como confundir hacer el amor con besar una foto.

--Sí, porque nadie les dice nada y entre ellos comentan eso y se lo creen. ¿Cómo vamos a evitar así el abuso sexual? Es muy difícil. Por tanto, hay que aclarar que esas ideas erróneas que generan confusión. Creo que cuando mejor formados estén, mejor.

--¿Pero cuándo informarles?

--Depende de cada caso. Hay chicos que preguntan y otros que no. Nuestra propuesta es que atendamos a los que sí tienen conductas o intereses, a los que no, dejémoslos en paz, no pasa nada. Pero también sabemos que hay gente que no dice nada, porque ha aprendido que no hay que preguntar; como muchos españoles. En familias sin discapacidad, tampoco es muy frecuente hablar de estos temas, qué no va a pasar en las familias con discapacidad, donde el ocultamiento es mucho mayor.

--¿Cómo valora la situación de Extremadura en este ámbito?

--Mi experiencia en muchas ciudades extremeñas me lleva a pensar que hay una gran sensibilidad y motivación. Donde he trabajado --como en Mérida--, la gente se implica mucho.