Si 20 años no es nada, ¿para qué dan 10? En el caso del Festival de Cine Gay y Lésbico de Extremadura para bastante. Al menos, para que ya no se pregunte a sus organizadores si van a proyectar cine porno. Así lo asegura José María Núñez, presidente de la Fundación Triángulo y uno de los promotores de esta muestra que desde 1997 acoge Extremadura de forma anual. Con la seguridad que aporta saberse una cita consolidada y el reto de seguir mejorando la visibilidad de los homosexuales en la región, la décima edición de este evento cinematográfico comenzó ayer en Cáceres.

--¿Cómo surgió el festival?

--Surgió a raíz del que se celebra en Madrid, donde un grupo de extremeños acudíamos como espectadores y colaboradores. En concreto, un cortometraje muy sugerente --America, the beautiful -- nos llevó a pensar que la naturalidad que no existía en la calle para tratar la homosexualidad, podía adelantarse a través del cine. Pensamos que podía ser una buena herramienta para acercar algo que aún se veía como algo muy lejano, no solo en Extremadura, pero que estaba tan cerca como ahora.

--¿Cómo fue la acogida?

--En cuanto al público, fue bastante buena. A la primera proyección acudieron unas 200 personas y fue la de El celuloide oculto , que cuenta como el cine ha vetado y estigmatizado en muchísimas películas la homosexualidad. Creo que era la mejor cinta con la que podíamos abrir y el festival siempre ha ido creciendo desde entonces.

Respecto a la percepción, puedo ilustrarla a través de una anécdota. El primer año, muchísimos periodistas y alguno de los propietarios de las salas donde solicitamos proyectar nos preguntaron si íbamos a poner cine porno. ¿Por qué? Porque se ligaba la idea de cine gay y lésbico con el mito de la mayor promiscuidad sexual. Evidentemente, no tiene por qué ser así, no es así y nunca fue así y jamás pensamos poner cine X, sino películas que podrían verse en cualquier sala. Es por eso que destacamos la ´X´ de ´décimo´, riéndonos un poco de lo que ocurrió entonces.

--Parece que en poco tiempo --diez años-- esa percepción y la visibilidad de los homosexuales ha mejorado mucho. Por ejemplo, en las series de televisión.

--Por supuesto, nadie se imagina que en Verano azul pudiera haber un personaje homosexual. Y, sin embargo, si se rodara ahora, apuesto a que alguno de los conflictos, sería que Dani, Javi o quien sea dudaría de su sexualidad. Pero es cierto que la realidad social ha cambiado mucho y, en parte, no solo por los cambios legislativos, sino también porque antes, primero el cine y luego la televisión, efectivamente han incorporado muchos personajes y realidades de la homosexualidad, como un conflicto más de la vida. Eso es lo normal, lo que no es normal es que no hubiera nadie.

--¿Pero no se abusa en exceso de la homosexualidad a veces, dando una visión sesgada?

--Sí que es cierto que determinados programas muestran un perfil que puede reforzar algunos estereotipos, desde determinado presentador de programas del corazón hasta personajes terriblemente amanerados. Pero no son la mayoría, creo que afortunadamente hay casos totalmente normalizados. El problema es que el cine y la televisión tienen evidentemente productos de todo tipo, de mayor y menor calidad, pero lo normal es que la homosexualidad aparezca con naturalidad, ya que estamos en todos sitios. Lo que sí ocurre es que es un tema mucho más difícil del que se transmite, porque los que aparecen son los gays que no nos ocultamos y yo estoy convencido de que somos la punta de un iceberg.

--Entonces queda por avanzar.

--Mucho. Aunque cada vez hay más casos visibles de homosexuales, seguimos siendo minoría. Aunque los jóvenes vienen comiéndose el mundo --no sienten miedo, porque han crecido con una educación menos hostil--, todavía hay muchísimos que tienen que aceptarse y vivir tal como son y, sobre todo, muchísimas realidades familiares en las que esto debería afrontarse con naturalidad. Además, sigue quedando mucha gente mayor que es homosexual y no se atreve a decirlo, que están casados o solos, porque no han podido desarrollar sus relaciones con normalidad.

--¿En qué punto de esa evolución está Extremadura?

--Al contrario de lo que suele ocurrir en otros ámbitos, somos una de las comunidades punteras. Muchas de las cosas que estamos haciendo aquí ahora son referentes. Por ejemplo, Extremadura fue una de las primeras regiones en permitir donar sangre a los homosexuales, hace 11 años. Y nuestro festival de cine es el tercero o cuarto más importante de España.

--¿Cómo se refleja eso en el progreso del festival?

--Pues en que siendo una región con poca población, está integrado en la programación cultural, reconocido institucionalmente y cada vez con más público y actividades. Además, proyectamos en las principales ciudades y, a la vez, tenemos un circuito paralelo en 17 localidades.

--¿Qué momento destacaría?

--El estreno de los primeros cortometrajes extremeños, Relájate e Implicación . También la participación del presidente de la Junta, que nos ha convertido en el único festival de cine gay-lésbico que recibe este tipo de visita.

--De ahí su premio este año.

--Sí, pero no solo por eso. Se lo concedemos también por su respaldo a otros de nuestros proyectos, como el servicio extremeño de atención a gays y lesbianas. Además, Ibarra incorporó a su discurso la homosexualidad mucho antes de que entrara en el ámbito de ´lo políticamente correcto´.