Acaba de convertirse en la cara visible de la Sociedad Española de Neurología como vocal de Comunicación del colectivo que aglutina a más de 3.000 especialistas de toda España y es uno de los impulsores de la Unidad de Ictus del Hospital San Pedro de Alcántara, en la que ejerce como Coordinador. El neurólogo extremeño Juan Carlos Portilla se fija un reto en la nueva andadura: conseguir divulgar la neurología. «Que la gente sepa cómo detectar las enfermedades más comunes y cómo ayudar a los pacientes».

Entra de lleno en la gestión de la que es la principal sociedad española de Neurología. ¿Cuál es su motivación para hacerlo?

La propia implicación con la sociedad, entender que es necesario transmitir la labor que hacemos los neurólogos de este país y la ilusión de saber que se puede llevar a cabo, que es importante.

¿Qué espera de esta etapa?

El principal objetivo es dar a conocer a la sociedad qué es la neurología y transmitir cómo podemos ayudar al paciente neurológico. No hay que olvidar que la patología neurológica es una de las principales causas de complicación de salud en nuestra sociedad. Entre un 10% y un 15% de toda la asistencia médica es por patología neurológica. Y algunas son muy prevalentes como la enfermedad de párkinson, las demencias como la enfermedad de alzhéimer, el ictus, las cefaleas…

¿El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida están planteado nuevos retos para los neurólogos?

Para los neurólogos y para el sistema sanitario. El envejecimiento de la población hace que sean mucho más frecuentes algunas de las enfermedades neurológicas que atendemos, fundamentalmente las vasculares como el ictus y las enfermedades degenerativas como la demencia o la enfermedad de párkinson, y eso crea una demanda que tenemos que afrontar los médicos y el sistema sanitario.

¿La divulgación ha estado hasta ahora más orientada a otros especialistas que a la sociedad? ¿Ha faltado orientación a la ciudadanía?

Queda mucho camino por hacer y tenemos que saber transmitir mejor la información. Y tenemos un doble camino por delante: por un lado la concienciación social de la enfermedad neurológica y de que gran parte de esa enfermedad tiene tratamiento y atención. Ya hay campañas que se han iniciado en patologías como el ictus o las demencias y han tenido su resultado, pero hay que seguir. El otro camino que hemos tomado es la comunicación interna para mantener a los asociados informados de las novedades terapéuticas y diagnósticas.

El párkinson o el alzhéimer son las enfermedades neurológicas más conocidas ...

Por su revalencia y en parte también por la labor de las asociaciones de familiares, que es muy importante. Pero hay mucho más. La cefalea es uno de los motivos más habituales de consulta y quizá no se conocen los tipos de cefalea que puede haber. Y el ictus es una de las principales causas de mortalidad en nuestro medio. Tenemos que hacer un esfuerzo por llegar más a la sociedad e informar mejor sobre las opciones de tratamiento que tenemos y el reconocimiento de los síntomas.

¿Para un diagnóstico precoz?

Claro, eso es fundamental. En el ictus sabemos que cuanto antes actuemos, mejor pronóstico va a tener el paciente. Pero la rapidez en actuar depende en gran medida de que la gente sepa reconocer los síntomas y eso se consigue con campañas de divulgación de la enfermedad. También hay que estar atentos a los olvidos en el caso del deterioro cognitivo, los fallos de memoria en el caso de la demencia, o el temblor en el caso del párkinson...

Coordina la Unidad de Ictus del Hospital San Pedro de Alcántara, que fue un referente cuando se abrió hace 10 años.

Fue una de las primeras en España y supuso una pequeña revolución en la manera de tratar al paciente con ictus en Extremadura.

¿Se ha avanzado en esta década?

Se han incorporado nuevos tratamientos que han cambiado cómo abordamos el ictus.

Esa medicina a la carta que se plantea como el futuro ¿ha llegado o llegará al tratamiento de la enfermedad neurológica?

Creo que llegará. Hay investigaciones en enfermedades como el alzhéimer, el párkinson o la esclerósis múltiple que nos están permitiendo conocerlas mejor y diseñar fármacos muchos más específicos.

Dicen que el cerebro es aún casi un misterio incluso para ustedes.

Del cerebro enfermo sabemos bastante y tenemos herramientas para detectar dónde está el fallo e incluso la causa del fallo, pero es cierto el cerebro sano sigue siendo aún un misterio, aunque se están produciendo avances.

¿Cuidamos lo suficiente nuestro cerebro?

Esa es una de las cuestiones que debemos abordar desde la Sociedad Española de Neurología. Las enfermedades neurológicas, las más frecuentes, se pueden prevenir o al menos se puede hacer que aparezcan con menos intensidad. Una vida sana y activa, una dieta equilibrada y un control de factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión o el colesterol, es salud para el cerebro.

Son las mismas recomendaciones que para una vida sana en general.

Pero además en el caso del deterioro cerebral hay que mantener una vida intelectual activa. Sopas de letras, sudokus o cualquier actividad que requiera cierta atención o memoria se asocia a una mejor reserva cognitiva. Se trata de mantener una vida saludable física, mental e intelectual porque previene o puede mejorar la enfermedad neurológica. Esa vida sana que parece clara para otras patologías también lo es para la patología neurológica.