El actor cacereño presenta en Mérida su montaje ´Adosados´, una crítica a la sociedad actual, y mañana recoge en Cáceres un premio San Pancracio

Los nietos de Juan Margallo cenan mientras él responde a las preguntas al otro lado del teléfono. Se encuentra feliz. El último año ha sido de reconocimientos a él y a su mujer, Petra Martínez. El último por La soledad (Goya a la mejor película), donde ambos actúan. Y encima no trabajan. "Cuando algo te gusta no tienes la sensación de trabajar", dice. Así que hoy no trabajan en la sala Trajano de Mérida, donde presentan Adosdos (estrenada en el teatro Español de Madrid), ni mañana en Cáceres, donde él recibe un San Pancracio de cine (el premio Uno de los Nuestros).

-- Adosados es una mezcla de vida y teatro.

--Bueno, no se sabe dónde acaba una y dónde empieza el otro. Por ahí salen cosas que nos han ocurrido a nosotros y otras que no: por ejemplo, la inmigración, las actuaciones de los obispos. De las que nos han ocurrido nos reímos de nosotros.

--¿Y en su barrio hay muchos negros, chinos, musulmanes, rumanos...?

--Chinos hay por todas partes. Yo vivo en la zona del pasillo verde , al lado del río Manzanares, y en un parque cerca de aquí hay un negro que me pide dinero.

--Petra y usted llevan 41 años de pareja, como Paul Newman y Joanne Woodward.

--Sí, muchos años. Y eso nos vale para trabajar, porque nos entendemos tan bien que con dos palabras nos sobra.

--¿Cómo se comunican en escena?

--Igual que en la vida, con pocas palabras.

--En escena están rodeados de cacharros. ¿Qué tal se lleva con las nuevas tecnología?

--Parodiamos toda esa tecnología de un pareja que se presenta como modelna . Y no soy un experto, pero navego por internet, envío correos. En internet parece que está todo.

--La obra la ha escrito John Petrof, un seudónimo de Juan y Petra.

--Bueno, es una broma. Nos inventamos un autor ruso, que efectivamente es una mezcla mía y de Petra. Hemos llegado a tal conexión que a veces uno tiene la idea, luego la transformamos y el final es la consecuencia de ese trabajo. En general, a ella se le ocurren las ideas y pone el ritmo, y yo escribo el texto definitivo.

--Usted se ríe de sí mismo. ¿De qué se ríe?

--Pues de eso, de los regímenes alimenticios. Nosotros hemos tomado plantas para la circulación del cerebro, lecitina de soja, vitaminas... y ahora nos reímos de esos regímenes. Cuando uno se ríe es uno mismo y los demás.

--Puede reírse de los políticos.

--De los políticos y de los obispos, que ahora protestan por la asignatura de Educación para la Ciudadanía cuando han tenido bula durante cuarenta años para dar una asignatura como la Religión.