DATOS BIOGRAFICOS NACIO EN OLIVA DE MERIDA. ESTA CASADA Y TIENE DOS HIJOS. SE DIPLOMO EN ENFERMERIA POR LA UEX EN 1980.

TRAYECTORIA COMENZO A TRABAJAR EN LA UNIDAD DE TRASPLANTES EN 1989. EN 1992 FUE COORDINADORA DEL INFANTA CRISTINA Y DESDE EL 97 DE LA REGION

Hasta en dos ocasiones interrumpió el sonido del teléfono del móvil de Julia del Viejo esta entrevista. "No puedo dejar de cogerlo", se disculpó la coordinadora de la Unidad de Trasplantes de Extremadura. La primera de esas llamadas fue de la hija de un paciente que espera un trasplante de hígado, operación que aún no se hace en Extremadura. Julia le explicó al detalle todos los pasos a seguir cuando llegue un órgano compatible y su padre sea trasladado al Hospital 12 de Octubre de Madrid sin olvidar, además, preguntar por el estado de ánimo de la familia y el enfermo.

--Su teléfono está activo a cualquier hora. ¿Tantos años de dedicación a los trasplantes no llega a ser agotador?

--Siempre doy mi número porque como la experiencia es la madre de la ciencia puedo dar algunos consejos que vienen bien. Muchas veces te agotas y hay que ser fuerte para salir de un fallecimiento, jamás pude irme a casa y olvidarme del drama de una familia y te cuesta trabajo recuperarte para el próximo. Pero es que el próximo es la oportunidad de muchos pacientes y no la puedes dejar pasar.

--¿Cómo ha recibido la Unidad de Trasplantes la Medalla de Extremadura?

--Es un reconocimiento al trabajo de muchas personas. Sin donantes no hay trasplantes. Es una medalla para todos, incluida la población. Hay que dar las gracias a muchas, muchas personas, sobre todo a todas las familias de donantes extremeños.

--¿Cómo es el trabajo del día a día en este servicio?

--Las unidades de trasplantes están en los hospitales, en el Infanta Cristina, en el San Pedro de Alcántara, en el de Mérida, Plasencia y Don Benito-Villanueva. Pero nuestros profesionales en los hospitales están muy preparados desde hace años para el tema de la donación.

Por eso, nosotros trabajamos en la promoción de la donación en la comunidad. Teníamos grandes problemas a la hora de la petición de órganos. La negativa familiar en la comunidad era muy alta, hace tres años estábamos en un 40% de negativas y ahora ya estamos en un 20%. La media nacional es del 19%. Tenemos que saber hacer llegar las bondades del trasplante.

--¿Cuáles son esas bondades?

--En Extremadura hay más de doscientas familias pendientes a una llamada de teléfono esperando un órgano. Cuando les llegue el trasplante, esas personas verán mejorada de forma increíble su calidad de vida y en ocasiones el trasplante supondrá salvarles la vida. Muchos de ellos están en una situación de auténtica exclavitud con su enfermedad, por ejemplo los que se tienen que someter a diálisis.

--¿Se cumple el tópico de que en los ámbitos rurales hay más reticencias que en los urbanos?

--No, en absoluto. No hay definido el perfil de un donante. Cada donante es un mundo y cada familia vive su pena y su duelo de una manera distinta.

--En todo este tiempo se habrá enfrentado a cientos de historias ¿alguna que recuerde especialmente?

--Recuerdo una de hace nueve años cuando la donación no estaba tan extendida. Una familia perdió a un hijo de 16 años en un accidente y los padres decidieron donar. Me sorprendió porque los padres me pidieron que fueramos muy cuidadosos para que la abuela, de 90 años, no se enterara. Pero cuando le comentaron a la abuela que el joven había fallecido, lo primero que preguntó fue que cómo era posible que no se pudiera ayudar a nadie con lo que hablaban de los trasplantes porque ella ya había perdido a su nieto.

--Trabajar en este área también le habrá reportado muchas satisfacciones.

--Claro que las tiene, a mí el mundo de la donación de órganos me ha aportado mucho en mi vida, personal y profesional. Ves la bondad de las personas, aunque te digan que no. Tampoco está la mente humana capacitada para que en ese momento de crisis total de la pérdida de un ser querido digas siempre que sí.