El vicepresidente de la Junta, Ignacio Sánchez Amor, ha confirmado que la refinería de petróleo que negocian poner en marcha el industrial extremeño Alfonso Gallardo y la multinacional lusa Galp en Mérida, con el apoyo financiero de varias cajas de ahorros, contará con un importante plan de minimización del impacto ambiental.

En declaraciones a EL PERIODICO EXTREMADURA, Sánchez Amor tranquiliza a quienes dudan de las repercusiones en la naturaleza de una planta industrial tan agresiva como ésta y sostiene que sobre este tipo de "industrias pesadas" se va a tener en todo momento un control medio ambiental fuerte. En este sentido, se muestra convencido de que todas las inversiones que acometan los promotores de la iniciativa "tendrán en cuenta este factor primordial".

En opinión del número dos del Gobierno autonómico, las industrias de gran capacidad que se montan actualmente "no son como las de hace veinte años ni tienen la misma tecnología, ahora llevan aparejadas siempre importantes inversiones en minimización de impactos ambientales", lo cual ofrece garantías.

Respecto a las negociaciones para sacar adelante la refinería de Mérida, que implica una inversión cercana a los 900 millones millones de euros (la segunda más elevada de la historia moderna de Extremadura, tras la central de Almaraz), Sánchez Amor opina que "obviamente, la Junta nunca va a rechazar una industria de gran capacidad como es ésta". No obstante, matiza que "se trata de negociaciones entre empresas, que afectan a asuntos delicados internos de la vida de cada empresa", por lo que la labor de la administración debe ser la de "acompañar discretamente el proceso".

El Ejecutivo regional "no debe ir más allá de lo que Ibarra ha dicho, en el sentido de mantener la esperanza de que el proyecto --la refinería-- sea importante para Extremadura desde el punto de vista de la creación de riqueza y empleo", recalca.

El vicepresidente confía en que las empresas consigan un acuerdo para "poner en marcha la inversión cuanto antes".

EL PROYECTO Como ya ha informado este diario, la principal producción de la refinería se centrará en gasolinas, gasóleos, fuelóleos, querosenos, aceites lubricantes, productos asfálticos y plásticos. Una vez que entre en funcionamiento, facturará en torno a 3.000 millones de euros anuales y generará 500 empleos directos y 2.000 indirectos. España se ve ahora obligada a importar productos refinados.