La Junta de Extremadura ha vuelto a reiterar su posición contraria al emplazamiento de un Almacén Temporal Individualizado (ATI) en la Central Nuclear de Almaraz para depositar en él sus elementos de combustible gastados. Un proyecto para cuya construcción el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) emitió hace apenas unos días un informe favorable, pero que está pendiente aún de las autorizaciones de dos ministerios, los de Agricultura y Medio Ambiente y de Industria.

El consejero de Economía e Infraestructuras extremeño, José Luis Navarro, consideró ayer que su construcción es «innecesaria» y que no está «justificada su necesidad antes de que venza la autorización de la explotación», informa Efe. Argumentos que, recordó el consejero, el Ejecutivo autonómico ya esgrimió para alegar en contra de este proyecto. A su juicio, esta es una cuestión que debería plantearse cuando llegue el momento de que los promotores decidan pedir la autorización para ampliar la operación de los dos reactores de la central, que expira en el año 2020. «Si en el curso de la renovación se considerara necesaria [la construcción], tendrá sentido plantearla, pero ahora no corresponde el planteamiento», apostilló.

El visto bueno del CSN de la pasada semana levantó los recelos de la Junta y de varias organizaciones como Unidos Podemos o Ecologistas en Acción, que objetan que las piscinas de almacenamiento de Almaraz tienen capacidad suficiente hasta más allá del 2020 y que la construcción del ATI no es más que un primer paso para asegurar que se prolongue la actividad de esta instalación.

Algo que niegan en la Central de Almaraz, desde donde se incide en que el ATI es necesario haya prórroga o no. «Independientemente de si la planta sigue, el ATI hay que construirlo. En caso de desmantelamiento, también sería necesario alojar allí el combustible, no puedes dejarlo en las piscinas», precisa Aniceto González, su responsable de Relaciones Institucionales.

El proyecto está pendiente aún de la Declaración de Impacto Ambiental, que debe conceder el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y de la autorización del Ministerio de Industria. Solo entonces podrá solicitarse la licencia de obra al Ayuntamiento de Almaraz —que el martes aprobó en pleno una moción favorable al proyecto—. En principio, el objetivo de la central era contar con los permisos necesarios a tiempo para comenzar los trabajos a finales de este año o inicios del próximo. «Esperemos que los plazos se sigan ajustando a lo previsto», agrega González, que reconoce que, en un escenario de incertidumbre política como el actual, es difícil dar nada por seguro.

Luego, la ejecución del ATI se prolongaría durante unos diez meses. «Si en el primer semestre del 2018 no lo tenemos listo, eso supondría tener que parar la Unidad I», subraya este responsable de la CNA. Es en este año cuando esta previsto que se sature la piscina de almacenamiento de este reactor, de acuerdo a las estimaciones de la central, contenidas también en un acta de inspección del CSN con fecha de 1 de octubre pasado. Según este documento, la piscina del reactor 2 se completaría ya en el 2021.

Aunque en la central desvinculan la construcción del ATI de la petición de continuidad de la planta, no ocultan que su intención es pedir que se renueve la autorización después de junio del 2020, un proceso para el que habrá que comenzar «a elaborar informes» ya el año próximo. «Lo normal es que se pidan diez años más», indica Aniceto González, ya que, asegura, la instalación está en perfectas condiciones para continuar funcionando, tras invertir «600 millones de euros» solo en la última década. «Ahora mismo están renovados todos los equipos. Está todo prácticamente nuevo, mejor que cuando se construyó. Se han cambiado turbinas, alternadores, generadores...», arguye.

LA solución «MENOS MALA» / Para Carlos Bravo, de la consultora ambiental Salvia, a los ecologistas «no les falta cierta razón» al desconfiar del momento en el que se solicita la construcción del ATI, puesto que considera que Almaraz no lo necesita ahora «salvo para utilizarlo como argumento para lograr una ampliación de su vida operativa. Una afirmación que sostiene también con datos del CSN, en este caso contenidos en el Informe del Consejo de Seguridad Nuclear al Congreso de los Diputados y al Senado correspondiente al año 2015, de acuerdo a los cuales la saturación de las piscinas de combustible gastado llegaría en el 2020 para la Unidad I y en el 2022 para la 2.

Sin embargo, Bravo señala que estos almacenes individuales, aunque no son «una solución definitiva ni exenta de riesgos», son la «menos mala de las opciones». «La pregunta —puntualiza— es, ¿hay que hacer los ATI para que las centrales nucleares sigan funcionando más tiempo? Pues yo creo que no». De hecho, este experto en el sector energético es partidario de establecer «un plan de cierre progresivo pero urgente» para las plantas nucleares españolas.

«Tenemos dos y pico veces más potencia instalada de la que necesitamos. Hay, por ejemplo, decenas de centrales de gas de ciclo combinado que no están funcionando porque no hay demanda suficiente. Incluso, si se dijera ‘todas las centrales nucleares cerradas a partir de mañana’, se podría hacer», afirma, al tiempo que resalta que un país como Alemania, con mayor consumo eléctrico que España, cerró «ocho centrales» tras el accidente de Fukushima «y el resto va a cerrar de aquí al 2022».