La Junta de Extremadura y las industrias tabaqueras mantuvieron ayer un encuentro en Mérida con el objetivo de buscar soluciones al plante anunciado por los productores el pasado martes. Los cultivadores extremeños han mostrado la intención de no entregar tabaco a las transformadoras, en tanto no haya una renegociación de los precios fijados para esta campaña.

Establecer mecanismos de conciliación, --entre todos los agentes que operan en el sector--, y trabajar por garantizar el mantenimiento del cultivo, fueron los ejes básicos de la reunión que el consejero de Agricultura, José Luis Quintana, mantuvo con los representantes de Cetarsa, Agroexpansión-Dimon, World Wide Tobacco España y Taes. Un contacto previo al encuentro que el presidente del Gobierno regional, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, mantendrá hoy con los dirigentes de las organizaciones agrarias y agrupaciones productoras.

Con esta respuesta inmediata a la solicitud de los tabaqueros, Rodríguez Ibarra quiere "mostrar, una vez más, su apoyo y permanente preocupación por el sector, así como su especial interés en que desde las instituciones autonómicas se colabore en la solución de este problema", que afecta a más de 4.000 familias extremeñas y que proporciona un millón de jornales de trabajo anualmente.

SITUACION CRITICA Con el plante de los tabaqueros, la Junta se ha encontrado con una situación difícil de gestionar en un sector con un peso notable en la economía social del norte extremeño, y un cultivo que debe afrontar una caída de la demanda y de los precios en los mercados internacionales.

La petición de apoyo y colaboración fue bien acogida entre las industrias transformadoras, "pero una cosa es el futuro del tabaco y otra es el precio", señalan fuentes de las tabaqueras.

El anuncio de plante ha sorprendido a las transformadoras, dado que la bajada de precios fijada había sido aceptada por los cultivadores en la firma de contratos con la industria, a tenor de la notable reducción de las ventas y la acumulación de stocks que ha supuesto para las empresas tabaqueras.

Julio Viñuela, presidente de Cetarsa, asegura que el tabaco es un cultivo con futuro, pero que es necesario hacer más competitivo, en un sector que debe buscar una mayor racionalización de costes y nuevos nichos de mercado en los que operar. El mandatario de la empresa pública, sin embargo, difiere de las pérdidas argumentadas por los productores extremeños.

Viñuela cree que la bajada de precios no tiene una incidencia relevante en los costes de producción de los agricultores. "El efecto real no es perdida y sí más bien una disminución de los beneficios de entre un 4 y 5%". El 80% de lo que los productores cobran por kilo de tabaco viene como ayuda europea y la bajada de precios se aplica sobre el precio comercial (20% restante), que es lo que las industrias pagan al tabaquero.

En ese sentido, el presidente de Cetarsa hizo un llamamiento a la reflexión del sector por mantener el cultivo, "pensando en la función que desempeñamos cada uno de los que participamos en este negocio". Viñuela fue más allá al asegurar que "el problema del sector no son los precios y más bien cómo se diseña un programa serio para mejorar calidad y reducir los costes, para garantizar el futuro de este cultivo, con prima o sin prima".