Nos atiende pausadamente, pero sin dejar de mirar el reloj. Se toma un café, pero ni rastro de un cigarrillo. Ya se puede intuir que no fuma, sería lógico por su profesión, y así lo confirma. No fuma, ahora. "Lo hacía con 15 o 20 años pero lo dejé hace mucho". Mucho antes de empezar su particular cruzada profesional contra el tabaco, hace más de 35 años.

Karl Olov Fagerström es psicólogo, especialista en la lucha contra el tabaquismo, pero no un especialista cualquiera. Es una de las voces principales contra esta enfermedad, definida como tal por la Organización Mundial de la Salud, en todo el mundo. Es el creador del test Fagerström, la herramienta más universalmente conocida en la actualidad entre la que disponen los neumólogos, para medir el grado de dependencia física que el fumador tiene por la nicotina. La valoración de este cuestionario de seis preguntas es utilizado también con fines pronósticos y de indicación terapéutica.

Un test que ideó hace unos 30 años a sabiendas de la repercusión que tendría --"lo planifiqué bien, sabía que sería importante", señala---, con un único objetivo, definir a los dos tipos de fumadores que hay según él: "el drogodependiente y el que comienza a fumar y puede dejarlo en cualquier momento". En esta idea se basó para su elaboración.

35 años contra el tabaco

El psicólogo sueco montó su primera clínica para ayudar a dejar el tabaco antes de los 30 años y ahora con 63, trabaja en la Unidad de Tabaquismo del Centro Fagerström en Helsinborg (Suecia) y puede presumir de haber ayudado a "miles de personas" a dejar un vicio convertido en enfermedad mortal. Lo dice entre risas porque asegura que no sabe con certeza a cuantas personas ha quitado el vicio. Según Fagerström, el tabaquismo es "la epidemia que más muertes causa en el mundo". "Más de cinco millones de personas al año fallecen a causa del tabaco, el doble que otras epidemias como la malaria, que provocan la muerte a dos o tres millones de ciudadanos al año", asegura, siempre en un perfecto inglés.

Entre pregunta y pregunta mira el reloj. En algo más de una hora abandona Cáceres para volver a su país, pero antes, en quince minutos, participa en una mesa de debate para hablar del futuro del tratamiento del tabaquismo en el complejo cultural San Francisco de Cáceres, dentro del simposium internacional Epoc y tabaco: actualización diagnóstico-terapéutica y perspectivas futuras , organizado por la sección de Neumología del Hospital San Pedro de Alcántara. Fue el viernes. El día antes ofreció una conferencia magistral sobre su test.

Su labor como psicólogo al frente de esta enfermedad cuenta que es puramente asistencial y de soporte médico, que también se puede obtener de los profesionales de la enfermería. "Se necesita hablar discutir y tener tiempo para escuchar". Y es que, dejar de fumar cuesta, pero nunca es tarde. "Cuánto antes se deje el tabaco menor será el riesgo, y los beneficios que obtiene el fumador son rápidos". Y sobre todo, no hay porqué hacerlo solo, existen diversas terapias sustitutivas de la nicotina. "La probabilidad de dejar el tabaco ronda el 5% si lo haces por propia voluntad y sin ningún tipo de ayuda, pero puede ser de hasta un 25 o 30% si acudes a una clínica de fumadores". Las terapias que sustituyen la nicotina duplican la probabilidad de éxito.

Este es el tratamiento, pero ¿por qué se empieza una adicción como el tabaco? "El entorno es muy importante e influencia. En lugares donde la gente fuma, el simple hecho de verlo, puede llegar a incitar y a partir de ahí crear la adicción". Un vicio que a nivel mundial "será posible reducir pero eliminarla completamente es muy difícil". Por lo que Fagerström seguirá mostrándose claro con las que considera culpables de la adicción. En más de una ocasión ha mostrado su descontento con las compañías tabaqueras porque asegura que no han hecho públicas las propiedades adictivas del tabaco, pese a conocerlas. Al menos espera que el consumo vaya a menos.