A la historia le puso fin la semana pasada una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSEJx) pero arranca hace ya tres décadas, tal vez cuatro. Su escenario es una travesía situada entre las calles Valdecaballeros y Carmen, en las afueras de la localidad cacereña de Cañamero. Y sus protagonistas, los dueños de dos terrenos, uno de los cuales "a ciencia y paciencia del ayuntamiento --y presuntamente tal vez con alguna influencia o mangoneo caciquil--, ocupó y se apropió de facto de una calle pública que había entre las propiedades", cuenta José Fernández Elena, el abogado de Don Benito que ha llevado el caso en representación de la otra propietaria.

Esta vecina, e incluso antes que ella otra propietaria precedente, ya había denunciado antes esta situación, pero el ayuntamiento "hizo oídos sordos" a sus reclamaciones. Sin embargo, en el 2011, y a iniciativa de su hijo --"indignado con las injusticias que está habiendo en el pueblo"-- volvió a retomar el asunto. Primero fue a través de un escrito presentado al consistorio, al que una vez más este se opuso, aduciendo que en el lugar indicado no había existido calle pública alguna.

Así que, después de más de tres años de trámites administrativos, el asunto fue a parar al Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 1 de Cáceres, donde la petición fue rechazada, esta vez por un supuesto defecto de forma. Presentado recurso de apelación ante el TSJEx, este ha dado ahora "rotundamente" la razón a la denunciante. La sentencia, contra la que no cabe recurso de casación, condena al Ayuntamiento de Cañamero "a reconocer la calle pública que separa las propiedades". Es más, obliga a la corporación local a adoptar "cuantas medidas sean necesarias para proceder al restablecimiento de la situación anterior a la ocupación de la calle", dejando "expedita" esta vía pública. Eso supondrá eliminar las construcciones --de carácter rústico, no habitables-- que se han realizado en este espacio, que cuenta con 33 metros de longitud --no ocupados en su totalidad-- y una anchura de en torno a 1,7 metros.

Un "arsenal de pruebas"

Recuperar esta calle, de momento sin nombre, ha obligado a presentar un "arsenal de pruebas", resalta Fernández Elena. Y reunirlas, precisa, no ha resultado fácil: muchos de los vecinos que podían dar fe de su existencia hace décadas habían fallecido y ni siquiera figuraba en el catastro actual. Para demostrar que allí sí hubo una vía pública ha habido que recurrir a la información catastral del Archivo Histórico Provincial de Cáceres o a la referente a los linderos, tanto de una como de otra parte, contenida en el Registro de la Propiedad.

La ventaja, precisa este letrado, es que "los bienes de uso público son imprescriptibles, por eso se ha podido luchar". Una lucha que, subraya, la parte denunciante no ha emprendido por interés personal. "No ha defendido la calle para ella, ha defendido la calle para el pueblo, para el ayuntamiento. Es el mundo al revés", concluye.