En el comienzo del verano pudimos asistir al debate sobre la financiación de las autonomías, en el que el presidente del Gobierno extremeño pudo presumir de campeón en la reducción del déficit presupuestario, abogando por un trato igualitario a todas las Comunidades que no consiguió.

Sin embargo, sí logró un acuerdo de inversiones para Extremadura a cambio de su aceptación del trato desigual a las autonomías y una posibilidad de un mayor margen para establecer el déficit del próximo ejercicio económico.

Por todo, ello nuestro Gobierno regional dispondrá de una cantidad de dinero suficientemente importante como para realizar unas inversiones que supongan un impulso notable de la actividad económica de la región. Si a eso sumamos la inversión privada que acudiría a este reclamo podríamos por fin afrontar la culminación de proyectos ya iniciados y comenzar otros ya proyectados.

A la hora de elegir las acciones concretas, el Gobierno autonómico debe sopesar seriamente la parálisis que afecta a la provincia de Cáceres. Es penoso ver cómo siguen cerrando los negocios y que los que resisten malviven con pocos clientes y bajos precios.

Nos encantaría hablar de alguno nuevo --que se podrían plantear--, pero con tantísimas asignaturas pendientes es imposible pasar de curso. Da la sensación que somos una provincia de última hora de la legislatura, es decir, de campaña electoral, el paradigma de las promesas incumplidas.

¿Cuándo vamos a romper de una vez esta dinámica? Este es el momento de terminar lo ya comenzado y realizar lo ya proyectado. Cáceres se cae y el Gobierno regional no puede mirar a otro lado. Durante toda la etapa autonómica los desequilibrios regionales han sido constantes y ya va siendo hora de que el presidente que eligió la mayoría de los cacereños las corrija.

Por ejemplo, ¿qué piensa hacer con el nuevo hospital? ¿Dejarlo paralizado sine die hasta que se caiga a pedazos o intentar llegar a un acuerdo entre las partes implicadas? ¿Y el Centro de Cirugía de Mínima Invasión? Cuántas ilusiones generó y cuánta admiración despertó en quienes lo conocieron. Era un proyecto para internacionalizar Cáceres y Extremadura, completándolo con la Ciudad de la Salud para la investigación y con un hospital --ya hay uno al lado sin terminar-- para su práctica y desarrollo. Un complejo sanitario de gran atractivo científico para investigadores y también para pacientes de todo el mundo, es decir, turismo sanitario de calidad. ¿No le parece magnífico afrontarlo y concluirlo? ¿O piensa que todo esto debería hacerse en otra ciudad y por eso no tiene interés en solucionar lo de aquí?

El origen de Cáceres es la ribera del Marco. Situada en la vertiente este de la ciudad monumental está invadida por un tráfico que no tiene alternativa y que impide su ordenación y reforma como corresponde al conjunto de la ciudad monumental y patrimonio mundial. Existe un completo, riguroso e imaginativo proyecto compartido por nuestra Fundación, denominado 'Cáceres creativa', que merece ser tenido en cuenta pues proporcionaría buenos análisis y soluciones.

XLA REALIZACIONx de la variante sur sería el complemento del proyecto de la ribera del Marco, incluyendo el túnel que atravesaría la sierra de la Mosca que evitaría una agresión visual grave de la parte monumental, con riesgo de hacer perder el título de la Unesco.

Según las últimas noticias de Adif, Cáceres no tendrá nueva estación de ferrocarril, es decir, no está previsto que pase el AVE. Es como seguir hurgando en una herida que nunca se cierra. ¿Cómo acabará este ya antiguo sueño? Recordamos también la autovía Cáceres a Badajoz como un proyecto deseable de unión de las capitales y de salida a Lisboa.

Hay otro proyecto de infraestructura de comunicación que realizó nuestra fundación con el apoyo de todas las entidades afectadas, y que generó gran ilusión en la ciudadanía: el aeródromo, que se situaría en la finca Marradas y Cintado, propiedad de la Fundación Valhondo Calaff, al oeste de la ciudad. El presupuesto previsto es similar a proyectos como la reforma de la Hospedería de Garrovillas, por lo que pensar en una inversión desorbitada no sería acertado. Y, sin embargo, no solamente sería rentable sino que daría un gran impulso a actividades del sector ya existentes y permitiría realizar otras nuevas tan necesarias en el desierto empresarial en que nos encontramos. Y, por supuesto, habría una mejora importante en las comunicaciones permitiendo el tránsito de taxis aéreos, aviones privados, vuelos chárter, tanto de pasajeros como de mercancías, servicios contra incendios, aviación deportiva, etc. Los grandes beneficiarios serían el turismo, la caza, el CCMI y el sector de la aviación en general que tiene tanta tradición en esta ciudad desde hace un siglo. Un proyecto tan atractivo y provechoso como éste es difícil encontrar.

Podríamos seguir relatando otras iniciativas pero el espacio es limitado y hemos de terminar. Para todo lo expuesto no cabe otro colofón que reiterar nuestro grito pidiendo la atención urgente del Gobierno de Extremadura. La capital y las demás ciudades y pueblos del norte de Extremadura lo necesitan. Señor presidente: todos sabemos que este impulso necesario está exclusivamente en sus manos. No nos defraude.