Graduada en física y matemáticas, la cacereña Laura Olivera recibió una Beca Erasmus + para una estancia de un curso en la KTH de Estocolmo. Actualmente es estudiante Master Erasmus + Astromundus (becada) que es un consorcio de 5 universidades europeas: la Universidad de Innsbruck (Austria), la Universidad de Padova y la Universidad de Roma Tor Vergata (Italia), la Universidad de Belgrado (Serbia) y la Universidad de Goettingen (Alemania). Ésta es su experiencia.

-¿Qué quiere decir Europa para usted?

-La verdad es que nunca he sido una persona con un excesivo sentido de la identidad nacional, pero es cierto que me siento indudablemente europea. Quizá sea porque es una etiqueta más amplia que las nacionales, con más variedad y matices. Por otro lado, además de los beneficios económicos y logísticos que trae una alianza como es la Unión Europea, creo que introduce una identificación y cercanía entre los ciudadanos de países europeos a la que solo le veo ventajas. Para empezar, nos ha proporcionado una plataforma con el tamaño suficiente para plantarle cara a la hegemonía de Estados Unidos en todos los ámbitos posibles, desde culturales a socioeconómicos. Además abre la puerta a un mundo de posibilidades. Es innegable que la existencia de la Unión Europea desdibuja un poco las fronteras de los países pertenecientes, pero yo no le veo nada de malo, especialmente si piensas en las oportunidades que ahora están a tu alcance ahí fuera.

-¿Qué le gusta de Europa y en qué debería mejorar?

-De Europa me gusta la apertura, la libertad de movimiento, los ideales que defiende y la red internacional que los sustenta. No me gusta la falta de transparencia, de democracia directa. Hace falta una organización política europea fuerte, de la misma manera que la influencia política es fuerte. No puede ser que decisiones de magnitud como las que se toman en Bruselas estén en mano de personas cuyo nombre no conoce el ciudadano medio europeo. Eso genera, una fuerte desconexión y rechazo, y provoca que la gente vea el proyecto europeo como algo que se impone en lugar de algo en lo que todos deberíamos tener voz.

-¿Qué cree que aporta la pertenencia a Europa?

-Una identidad colectiva fuerte que va de la mano con una serie de oportunidades increíbles de desarrollo personal. Estudiar, trabajar, vivir en otro país son experiencias que definen al que las vive, y la Unión Europea ha expandido el territorio de millones de personas.

-Cuente una experiencia personal sobre su pertenencia a Europa.

-Lo cierto es que mi pasado reciente está plagado de ellas. Para empezar, disfruté de una estancia Erasmus+ en Suecia, en el curso 2015/2016, que fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida, tanto a nivel académico como a nivel personal. Tuve la oportunidad de conocer y convivir con una cultura y un estilo de vida marcadamente diferente al español, mientras hacía amistades procedentes de todo el mundo. Académicamente pude conocer un sistema muy distinto al habitual en las universidades españolas que incluso me ayudó a recuperar la vocación con la que empecé la carrera. Es por esta buena experiencia que en este curso voy a comenzar un master Erasmus en astrofísica, que se llama Astromundus. Además, por tener financiación europea en el marco del programa Erasmus Mundus, me han concedido una beca total para costear los gastos durante estos dos años. Esta es una oportunidad increíble para el desarrollo de mi carrera como científica, poder entrar en contacto con grupos investigadores de cuatro universidades de alto prestigio.