La bata es la misma de siempre, pero la fórmula de trabajo hace bastantes meses que comenzó a cambiar. Los criterios de austeridad y eficiencia han ido penetrado lentamente en los laboratorios extremeños durante los últimos tiempos. Y ahora llegan los recortes presupuestarios, y con ellos, la amenaza para el funcionamiento de un campo de actividad que debería ser punta de lanza del desarrollo económico regional: la investigación y la tecnología.

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Los centros de I+D+i dependientes de la Junta de Extremadura, como el Centro de Investigaciones Agrarias La Orden-Valdesquera, el Instituto Tecnológico Alimentario (Intaex) o el Instituto Tecnológico de la Roca Ornamental y la Construcción (Intromac), han visto reducida su subvención pública anual un 15% de cara a este año. Nunca habían sufrido un recorte de fondos regionales tan importante. Eso está obligando a introducir cambios en su día a día. Por ejemplo, tratar de reducir el consumo eléctrico a la mitad, restringir el uso de vehículos o limitar los gastos de viajes y adquisición de material. Sin embargo, los verdaderos esfuerzos se están realizando en la búsqueda de soluciones para compensar esa pérdida de recursos económicos sin que se resientan las líneas de investigación ni las plantillas.

Hoy no hay ningún centro que se atreva a reconocer que se ha visto obligado a frenar o abandonar un proyecto debido a los recortes presupuestarios. Pero sí se admiten dificultades de tesorería y liquidez, sobre todo en aquellos que están más orientados al ámbito privado. Este es el caso del Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (Ctaex), impulsado por el tejido empresarial extremeño y plenamente sometido a los rigores de la coyuntura económica. La mayoría de centros incluso apuntan a un incremento de actividad como antídoto ante la situación.

Las fórmulas de choque contra la crisis son parecidas. Hay una tendencia generalizada hacia la búsqueda de convenios de colaboración con otros centros tecnológicos y de investigación para compartir proyectos y recursos, y a la vez reducir gastos. El Ctaex, por ejemplo, ha buscado alianzas en el País Vasco y la Comunidad Valenciana, así como con el Instituto del Corcho, la Madera y el Carbón Vegetal (Iprocor), dependiente de la Junta. Este, a su vez, a sellado acuerdos con el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña o con el Centro Agrario La Orden-Valdesquera. Una de las claves de estos convenios es hacer bueno el principio de "la unión hace la fuerza". Según explica Manuel Martín, gerente de Intromac, "la reducción de convocatorias regionales y nacionales de ayudas para proyectos de investigación está afectando a todo el ámbito de la I+D+i. Eso te obliga a ser más competitivo, a presentar proyectos más fuertes, para lograr dinero para tus iniciativas".

Colaboración y también internacionalización. Para compensar la disminución de fondos destinados a investigación en España, centros tecnológicos y científicos miran a Europa. "La UE trabaja con presupuestos plurianuales y actualmente aún estamos con el presupuesto del periodo 2007-2013. Por eso ahí no se han notado los ajustes e incluso hay más dinero por proyectos que no se han llegado a realizar", reconoce Carlota Daza, jefa del Servicio de Coordinación y Administración del SECTI, el Sitema Extremeño de Ciencia, Tecnología e Innovación (en el se integran La Orden-Valdesequera y el Intaex).

La otra solución común por la que se está apostando frente a la crisis es la innovación. Para ello los centros de investigación están ampliando sus campos de trabajo. Iprocor, por ejemplo, ya no solo se centra en el corcho si no que acapara toro lo relativo a la dehesa e, incluso, está explorando su aprovechamiento en el ámbito de las energías renovables. El Intromac, por su parte, estudia cómo aplicar las nuevas tecnologías en el campo de la construcción y cómo sacar mayor provecho al reciclaje de residuos dentro de este sector. Las nuevas ideas bullen para tratar de mantener la actividad y no tocar las plantillas. Parece, por lo que cuentan sus responsables, que lo están consiguiendo, aunque con salvedades: hay bajas que no se cubren y, en el caso del Intromac, incluso se han producido despidos y ya no se contratan becarios.