Es conocido como el país de los cayucos, como la meta de un conocido rally, como el puerto de partida de los esclavos que llegaron a América. También es el país del color y del calor, del respeto a la religión, de ser zona de fusión entre desierto, sabana y selva, de ser cuenca de grandes ríos, de ser el principal puerto de Africa Occidental. Senegal está definido por todo esto, pero también por ser uno de los lugares a los que Extremadura destina fondos de cooperación.

Casi diez años lleva trabajando la Asociación Sociocultural Macodou S.Sall (Asomacs) para cambiar la realidad de Senegal, para que haya un sistema de saneamiento, para eliminar las basuras de las calles, para que todo el mundo tenga acceso al sistema sanitario y educativo, para que los cultivos sean rentables... Para que las miradas llenas de esperanza, ternura y emoción de los niños de ahora se conviertan en miradas de trabajo, desarrollo y, sobre todo, oportunidades en un futuro cercano. Ni siquiera han pasado 50 años desde que Senegal se independizó de Francia y hay muchas cosas por hacer. El trabajo que resta es inmenso, casi inabarcable, pero ya se han recorrido los primeros pasos de un camino que Extremadura ha decidido andar. Las semillas extremeñas germinan en las tierras senegalesas.

La Agencia de Cooperación regional ha destinado 271.000 euros para que la comunidad rural de Meouane labre 100 hectáreas con plantas como el mango o la jatrofa. A varias horas de allí, se encuentra la ciudad de Touba, marcada por la silueta de su mezquita y por la fe que profesan sus habitantes, donde Macodou tiene varios proyectos, y donde también han llegado los fondos extremeños. La semana pasada, el presidente de la Diputación de Cáceres, Juan Andrés Tovar, inauguró un centro de salud, que forma parte de un ambicioso centro multidisciplinar. Allí, ante más de un centenar de senegaleses, Tovar habló de Extremadura, una de las regiones más pobres de España, pero también de las más solidarias, según afirmó.

La delegación extremeña -de la que también formaba parte el párroco de Navalmoral David González, activo colaborador y socio de la asociación- también acudió a una escuela de Touba, en la que Ayuntamiento de Romangordo y la Diputación han construido cuatro nuevas aulas. La sonrisa de los niños y el cariño transmitido marcó a Rosario Cordero, alcaldesa de Romangordo, quien no dudó en comprometerse ante el director y los docentes para continuar enviando material escolar en el futuro. El reparto de los casi 150 kilos de cuadernos, bolígrafos y lapiceros que los vecinos del pueblo han donado hizo vivir a la delegación extremeña momentos de emoción y reflexión.

Todo viaje tiene su fin. Y a pesar del despegue del avión, la huella extremeña continúa en Senegal. Alfa Bocar y Amadou Bamba Sall, los responsables de Macodou en el país africano y en España, no tienen horarios y sus ideas para nuevos proyectos marcaron la mayoría de las conversaciones con la delegación extremeña, que se comprometió in situ a seguir colaborando. La colocación de la primera piedra de un centro de recuperación y transformación de plásticos, al que la Junta ha destinado 100.000 euros, ha sido la última semilla plantada.