El destino ha querido que justo cuatro años después de que José María Ruiz-Mateos, fundador de Nueva Rumasa, anunciara la compra de las tres plantas de Carcesa en Extremadura, la gestión pase a manos extremeñas tras el fiasco del holding de la abeja. La Sociedad Gestora de Industrias Agroalimentarias (integrada por la empresa pública Avante y las cooperativas Acopaex y Tomates del Guadiana) se ha hecho de manera oficial con las fábricas de Mérida, Montijo y Don Benito, justo diez meses después de que se creara para hacerse con la gestión de la industria. El 19 de mayo pasado se anunció la inyección de casi 6 millones de euros de esta nueva entidad en Carcesa y ahora se hace con ella después de que nadie haya superado su oferta de compra de 31 millones de euros. Antes de que termine este mes o principios de abril se firmará la venta definitiva, y el objetivo es recuperar en dos años la cifra de ventas de 60 millones de euros que tenía la empresa de Nueva Rumasa antes de entrar en concurso de acreedores. Además, los nuevos gestores garantizan que mantendrán los 200 puestos de trabajo entre fijos e indefinidos que suman las tres instalaciones. Con ello, la industria que produce las marcas Apis y Fruco pasa a manos extremeñas después del fiasco que ha supuesto la gestión de la familia Ruiz Mateos. El pasado año cerró con una facturación de 30 millones de euros y el plan previsto para este ejercicio proyecta un crecimiento de los ingresos del 50%, hasta superar los 45 millones. A ello puede contribuir la nueva línea de productos que prevé abrir la gestora, como productos precocinados y otros que están en estudio, según explicó ayer Domingo Fernández, presidente de Acopaex.

Desde su entrada en Carcesa hace diez meses, se ha superado el 80% de la facturación que había antes de su llegada, y esperan a lo largo de este año llegar al 100%, ya que han recuperado la principal cartera de clientes, entre los que se encuentran la mayoría de grandes superficies, destacó Fernández.

Hace poco más de un mes, el Juzgado de lo Mercantil número uno de Badajoz, que lleva todo el proceso del concurso de acreedores, autorizó la venta de Carcesa, empresa del conglomerado Nueva Rumasa, para aportar unos ingresos de 37 millones de euros en la masa activa (31 por la compra, más otros 6 ya invertidos). Con los ingresos derivados de esta venta deberán satisfacerse en primer lugar los créditos contra la masa, que suman 197.825 euros, y posteriormente los privilegiados especiales (34,54 millones) y los privilegiados generales (5,52 millones). Las cifras manejadas constatan que la venta de los activos de Carcesa no alcanza para atender el pago de los créditos ordinarios, según advirtió entonces el despacho de abogados encargado de la administración concursal. Y es que presenta un desfase patrimonial de cerca de 68 millones de euros, al tener un pasivo de aproximadamente 245 millones, frente a activos valorados en unos 178.

AQUEL MARZO DEL 2008 José María Ruiz-Mateos, fundador de Nueva Rumasa, anunció en marzo del año 2008 la compra de las plantas de Carcesa en Mérida, Montijo y Don Benito. Dos de sus primeras decisiones fueron anunciar una paga extra a todos los empleados y el traslado de la sede social de Barcelona a Mérida, donde pagaba sus impuestos. Además, en agosto del 2010, anunció la compra del matadero de Olivenza, donde prometió importantes inversiones y la duplicación de la plantilla, hasta 80 empleados, algo que nunca llegó a hacer y que ha provocado la ruina de esta instalación.

Ahora, tanto los trabajadores de las plantas extremeñas como los nuevos propietarios respiran más tranquilos con esta nueva adquisición, ya que se trata de un buen negocio, según Domingo Fernández, dado el prestigio de la firma cárnica y la rentabilidad demostrada de las marcas Apis y Fruco.