El pelele pagó ayer con el fuego los rigores impuestos a las lavanderas en el último invierno. El sol brilló para ellos y el Aula de la Tercera Edad de la Universidad Popular volvió a brillar al llevar al escenario de la plaza Mayor el rito ancestral que recuerda la seña de identidad de las lavanderas de la ciudad y que en las dos últimas décadas se ha convertido en la fiesta que da inicio al Carnaval cacereño. Cánticos y bailes populares, 400 kilos de coquillos y licores sin alcohol animaron una mañana festiva.

La celebración se inició en la avenida de Hernán Cortes (donde se encuentra la sede de la UP) de donde partió el cortejo de hombres y mujeres y algunos menores que acompañaron al burro sobre el que se trasladó al ´Febrero´ (como se conoce popularmente a este pelele). Ellos ataviados como los mozos de la época y ellas como las lavanderas.

Ya en la plaza Mayor, el pelele quedó instalado junto a las escaleras del ayuntamiento para ser pasto de las llamas ante la atenta mirada de los alumnos de Infantil y Primaria del colegio San Jorge y otro grupo de Primaria del Delicias que acudieron a la celebración popular. Estos últimos aprovecharon además para estrenar las vestimentas que podrán lucir durante los próximos días, de modo que alumnos y profesores, ataviados de ratita, preso, pirata o bruja presenciaron la quema del pelele.

Junto a ellos, cerca de un millar de personas rememoraron también la fiesta con la que las lavanderas despedían el invierno y los malos momentos, y daban la bienvenida a la primavera en el único día de descanso que disfrutaban al año.

DEFENSA DE LAS TRADICIONES "Los pueblos que recuerdan y homenajean a sus gentes, rescatando del olvido los oficios y los gremios que les hicieron posible, se hacen mejores y más grandes", reivindicaron las lavanderas en el manifiesto que cada año precede a la quema del ´Febrero´. En el mismo exigieron "no solo la continuidad del trabajo iniciado por el Aula de la Tercera Edad, recuperando la historia oral", además hicieron un alegato en defensa de "la recuperación de los escenarios que acogieron al gremio de las lavanderas y a otros olvidados", dijeron en alusión a espacios como Santa Lucía, Fuente Concejo, Beltrán o Fuente Rocha.

En los actos participó también la corporación municipal, encabezados por la alcaldesa, Carmen Heras, que recordó que esta fiesta rememora "la fortaleza de estas mujeres y los ritos y costumbres de la ciudad" y anunció que han presentado "este evento cultural" al premio Miguel Hernández que otorga el Ministerio de Cultura, por su labor pedagógica. La alcaldesa destacó además que la celebración sirve "de puente entre generaciones", puesto que "se trata de un rito que nos traslada al pasado mirando al futuro", señaló en referencia a los escolares que presenciaron la escena. Heras expresó su deseo de que con el pelele se quemaran todos "los malos tiempos".

Con la fiesta, Cáceres recordó un año más a las que cantaban: "Soy lavandera de raza/ porque así lo quiso Dios/ lavanderita fue mi madre/ y lavanderita soy yo". Con el reparto de coquillos --este año en la bandeja central de la plaza-- se escenificó la jornada festiva que proseguía a la quema del pelele. Con la quema del Febrero, la ciudad inició su Carnaval Medieval.