No pudo ser. Por segundo año consecutivo, la procesión de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Pasión no pudo salir. La lluvia impidió que los casi 670 cofrades --de todas las edades-- pudieran desfilar con Nuestro Padre Jesús y su madre, la Virgen del Rosario.

Durante toda la mañana, los cofrades estuvieron mirando al cielo para que no ocurriera como el año pasado y la lluvia no les dejara procesionar. Las nubes estuvieron presentes en Plasencia durante toda la jornada y descargaron en el peor momento: en la tarde--noche. En torno a las nueve de la noche, los placentinos y turistas se agolparon en la entrada de la iglesia de Santo Domingo y fueron testigos del anuncio de que se suspendía. La lluvia seguía cayendo fuera del templo y dentro empezaron a caer las lágrimas. "Qué mala suerte tenemos, pero por qué, por qué...", se preguntaba un costalero abrazado a otro.

Las calles se habían engalanado para la ocasión y de los balcones colgaban las banderas verdes... mojadas. Los miembros de la hermandad estaban vestidos con sus capas y guantes blancos, caperuz y túnica verdes, algunas también se habían empadado a su llegada a la iglesia.

Pero para quitar el mal sabor de boca, 52 costaleros portaron a Nuestro Padre Jesús de la Pasión y 36 a la Virgen María Santísima del Rosario en su Mayor Dolor dentro del templo ante la brillante mirada de decenas de placentinos agolpados. Estos pudieron ver el paso del primero, adornado con claveles y rosas rojas y escoltado por la policía local. Después fue la Virgen, bajo palio realizado con bambalinas de malla de oro bordadas en hilo del mismo material y techo de terciopelo granate y adornada con claveles y rosas blancas.

Por su parte, dos bandas acompañaron a ambos pasos: La Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús Nazareno de Cáceres siguió al Padre Jesús y la banda municipal de Llerena hizo lo propio con la Virgen.