Aunque Villanueva de la Serena se levantó ayer pendiente del cielo, finalmente la lluvia no fue obstáculo para que los villanovenses pudieran disfrutar de uno de los momentos más intensos del año con La Carrerita. Tan sólo fueron veinte segundos, justo los que transcurrieron desde que la imagen de la Virgen de la Aurora salió por la puerta de San Pedro de la parroquia de la Asunción hasta que llegó en pausada carrera ante el Cristo Resucitado, sin embargo éstos no pudieron estar cargados de mayor emoción.

Y es que miles de villanovenses y vecinos de la comarca volvieron a ser fieles a su cita del Domingo de Resurrección y, en masa, "tomaron" otra vez desde tempranas horas de la mañana la plaza de España, llevados por una mezcla de fervor, devoción, sentimiento, costumbre, tradición y, casi, obligación.

Los cohetes, el repique de campanas y las primeras luces fueron sirviendo de guía a todo el gentío para llegar desde sus puntos de origen al escenario central: la plaza de España. Allí, la afluencia de personas facilitaba el poder ir formando la imaginaria pista por donde corrieron luego los auroros elegidos por sorteo con la Madre al encuentro de su Hijo.

INQUIETUD

A las nueve de la mañana en la plaza no cabía ni un alfiler y el público congregado mostraba su inquietud mirando de un lado a otro para ver si llegaba el Resucitado a la altura del ayuntamiento o comprobar si la Virgen de la Aurora asomaba por la iglesia. Una vez detenido el Hijo, la Aurora, tras la simbólica tercera aparición del pendón blanco de la Hermandad, salió por la puerta de San Pedro y al doblar la esquina inició la emocionante carrera que, este año, fue más calmada que otros anteriores. El balanceo de alegría de ambas imágenes y la música de la banda sirvieron para poner broche final a esos segundos tan mágicos que en Villanueva sirven para celebrar la Resurrección de Jesús.