La procesión magna de Cáceres tiene mala suerte con el tiempo. La lluvia volvió a ser el viernes protagonista del desfile del Santo Entierro Magno, que sólo se programa cada cinco años. En el año 2000, no pudo salir por el mismo motivo y este año, el viernes pasado, tuvo que suspenderse a mitad de recorrido ante la tromba de agua que caía.

Cuando la cabecera de la procesión entraba en la calle Pintores y la cola estaba aún en el Adarve del Padre Rosalío, sobre las nueve y media de la noche --había salido de San Mateo--, empezaban a caer las primeras gotas y comenzaban a abrirse los paraguas entre la multitud que aguardaba el desfile, compuesto por doce pasos de distintas hermandades penitenciales.

Al principio, las cofradías protegieron las imágenes con plásticos de los que ya iban provistos, hasta que la llovizna se convirtió en aguacero y obligó a adoptar medidas más radicales. Algunos pasos emprendieron a la carrera el camino de su iglesia, fue el caso de la Entrada de Jesús en Jerusalén o la Oración en el Huerto; mientras otros se refugiaban a toda prisa bajo los soportales de la plaza Mayor, como el Cristo de la Columna.

Este paso, procedente de la parroquia del Espíritu Santo, había llegado en camión desde Llopis Ivorra hasta la plaza de San Mateo para sumarse a la procesión. El mismo camión lo tuvo que recoger en los soportales de la plaza Mayor. Otros dos pasos tuvieron que refugiarse del agua en los soportales.

LA EXPIRACION, SUSPENDIDA Otros pasos, como el Jesús de la Expiración, que tiene su sede en la parroquia de San Mateo, tuvo que guarecerse de la tromba en la concatedral de Santa María. La cofradía titular de esta talla se vio obligada a suspender por la mañana su desfile por la lluvia, después de tres intentos de salir sin que ésta lo permitiera.

"Después de decidir suspender nuestro desfile, no llovió. Queríamos quitarnos el gusanillo con la procesión magna, pero sólo pudo ser un medio paseíllo", lamentó ayer su mayordomo, Jesús Brazales. "Cada vez que se menciona la procesión magna, malo", añadió.

El presidente de la Unión de Cofradías, Luis Jiménez, confirmó ayer que ninguna de las tallas sufrió daños por el agua. Las imágenes reciben un tratamiento especial de protección a base de ceras, pero no resiste una lluvia intensa. Jiménez aseguró que los trabajos de restauración de los pasos llevados a cabo por las cofradías también supone una garantía para su resistencia al agua. El presidente de las cofradías elogió y agradeció la colaboración de los ciudadanos con los cofrades para proteger las tallas.