Seis hombres y una mujer bajaron a las 17.50 de ayer de un avión de Air Europa, en el aeropuerto de Badajoz, procedentes de Pristina y Dubrovnik. Ellos, de Kosovo, y ella de Bosnia. Les esperaban una veintena de familiares que apenas ocultaban su alegría por tenerlos de nuevo en casa. María, esposa de uno de ellos, mostraba su hija a su marido recién llegado.

Preguntados sobre si saben cuándo volverán sus compañeros, dijeron que no, "se habla de un par de semanas, pero nada oficialmente"; y sobre los que se quedan, que "están bien, pero con ganas de volverse a casa".

Fuentes de Bótoa confirmaron la suspensión de los cuatro vuelos restantes, así como que no hay aún nuevo calendario.

Los seis militares, que harán de enlace para coordinar el relevo cuando se produzca, aseguraron que hicieron un buen viaje y que "la situación allí es tranquila". María, con su hija y su cuñado, manifestaba que "mi marido ha estado allí seis meses; vino en Navidades de permiso y ya estábamos intranquilos por las noticias que llegan. Contentos ahora, pero con la pena por los que se quedan allí".

La cabo que bajó en Badajoz, de Infantería de Marina, gaditana, esperaba que la recogieran, sola, para ir a su casa.