Su abuelo comenzó a hacer mediciones para el Instituto Nacional de Metereología en Campanario en 1940 y ella recogió el testigo hace 36 años. Su labor y la de su familia, juntos suman 68 años pendientes del pluviómetro y de las temperaturas, fue reconocida ayer con una mención. Hace unos días también recogió un premio de la Agencia Estatal de Metereología en Madrid, aunque para esta maestra ya jubilada el mejor galardón es "lo gratificante" que es su tarea.

En su jardín tiene una pequeña estación, de la que recoge los datos que mensualmente transmite. María cuenta que el fenómeno que más sorpresa le causó fue una "nevada hace años a finales de abril o principios de mayo". Aunque se ríe si la llaman la mujer del tiempo , reconoce que sus vecinos siempre le preguntan "cuánto ha llovido y qué tiempo va a hacer".