Nació en Tambacounda (Senegal). Edad: 18 años

Procedencia: El verano pasado llego hasta las islas Canarias a bordo de un cayuco, en la actualidad está bajo tutela de la Junta y vive en Plasencia, en el centro Valcorchero.

"Lo que quiero es empezar a trabajar pronto y mandar dinero a mi familia". Con este objetivo, Mahamadou Sakho emprendió el largo y peligroso viaje que le llevó de Tambacounda, su ciudad natal en Senegal, a Dakar (la capital), primero, y de ahí a Canarias en un cayuco. Con otros 106 inmigrantes. Y mucho miedo.

Aunque prefiere no recordar demasiado el viaje --además de en precarias condiciones, Mahamadou venía solo, sin ningún familiar o conocido que le acompañara--, sí que califica como "bueno" el recibimiento. "Estuve en un centro de menores de Canarias. Allí conocí a muchos amigos y nos trataron muy bien", evoca.

Sin embargo, el largo viaje de Mahamadou aún no había terminado. Tras unos meses de estancia en las Islas, le comunicaron su traslado a Extremadura. "Lo cierto es que no conocía esta región en absoluto, pero ya venía con otros amigos y con la gente que nos había acogido en Canarias, así que no estaba asustado".

Efectivamente, poco después descubriría que ya no había motivos para el miedo. Completamente integrado en la vida del Centro de Menores Valcorchero --donde reside actualmente, ya que fue acogido por la Junta cuando aún no había cumplido los 18 años--, Mahamadou estudia en un instituto placentino mientras se resuelve su situación administrativa.

Responsable y buen estudiante, según le definen los educadores del Centro Valcorchero, su buen dominio del español --llegó hace menos de un año sin conocerlo en absoluto y ya es capaz de comunicarse casi sin dificultad-- demuestra su elevada capacidad de aprendizaje y adaptación. Sin embargo, no ha olvidado el objetivo de su viaje: "Trabajar, no me importa en qué".

Y es que Mahamadou no se olvida de que en Tambacounda esperan sus padres y ocho hermanos, con recursos muy limitados. "Mis padres son agricultores, pero allí no hay trabajo. Por eso, me animaron a venir a España, para que yo buscara un empleo y les ayudara desde aquí", explica con semblante serio. "No me importa en qué, lo que quiero es trabajar", repite.

Pero antes, como indican los responsables del Centro de Acogida, debe conseguir sus papeles. Mientras tanto, comentan: "Mahamadou, como todos sus compañeros, está totalmente integrado. La convivencia es muy buena". Pero, como era previsible, "echan de menos su tierra, como cualquiera que está fuera de casa, pero se animan mucho entre ellos". Clases, talleres, cursos... Así transcurre ahora la vida de Mahamadou, en esta nueva fase de su viaje. Un viaje que recientemente representó, junto a sus compañeros, en un teatro que representaba el transcurso desde el temor, antes de partir, a la alegría de la llegada, ya que, según dice, "la verdad es que los extremeños me han acogido muy bien y me están ofreciendo una gran oportunidad. Ha sido mucho mejor de lo que esperaba". Un viaje que no ha hecho más que empezar.