En enero asumió la presidencia de Acorex con el convencimiento de que aún puede haber salida para la que ha sido la principal industria agroalimentaria de Extremadura, que en sus 30 años de vida ha llegado a facturar más de 400 millones en los mejores ejercicios y cobijar a 6.500 agricultores y ganaderos. A la espera de que la jueza dé el visto bueno al concurso de acreedores que presentó la agrupación la semana pasada, el también presidente de una de las principales cooperativas socias, San Agustín de Obando, repasa las decisiones que hay tras la crítica situación sobre la que aún hay algo de esperanza. La solución, asegura, pasa por la unión de los socios y una quita "muy severa" de la deuda por parte de los acreedores.

--¿Por qué Acorex está al borde de su liquidación?

--Las causas son múltiples. Le doy mucha importancia a las malas inversiones realizadas, hemos hecho inversiones millonarias que nos han lastrado no sólo por la cantidad de dinero que depositamos, también porque las mismas industrias en las que invertimos han sido deficitarias desde el primer momento. Por otro lado, esas inversiones necesitaban mucha financiación que en gran medida fue inyectada desde Acorex pero que nunca se devolvió. Otro factor es la gestión: la dirección ha cometido muchos errores garrafales que han sido determinantes.

--También se habla de injerencias políticas...

--No me gusta profundizar en ello pero es cierto que debido al calado de grupo por su facturación y dimensión social, Acorex ha estado de la mano con los políticos, pero una cosa es ir de la mano y otra es que pase la barrera de lo que no se debería haber pasado. Eso ha motivado que entre otras cosas haya habido cierto malestar y desconfianza entre los propios socios. Pero no nos engañemos, esto ha pasado siempre, no es una cuestión de un año o dos. La historia de Acorex es larga, por su importancia teníamos que tener contacto directo con políticos y gobiernos. Era fácil pasarse esa confraternidad que teníamos, entiendo que siempre con buena intención pero los resultados son los que son.

--¿Qué problema ha pesado más?

--Yo estoy dolido con nosotros mismos, con los propios socios, porque a pesar de todos los factores del pasado ha habido momentos puntuales, no uno sino varios, en los que hemos tenido la solución de nuestra mano. Se han presentado varios planes de viabilidad en estos últimos años y alguno podría haber terminado con éxito. Bien porque se presentaron tarde o por las rencillas entre cooperativas no hemos sido capaces de reconducirnos a una situación de estabilidad social, que para mí ha sido el germen de este conflicto.

--¿Falta de cooperativismo?

--Esa es una de las causas fundamentales. No hemos tenido ni estamos siendo capaces de tener unión para haber cogido el toro por los cuernos. Estoy convencido de que aún la solución depende de nosotros, de si somos capaces de mirarnos al espejo.

--¿Qué número de cooperativas y qué facturación se tendrían que mantener para seguir con vida?

--Estoy convencido de que con unos 100 millones de facturación tendríamos alguna posibilidad. Eso sí, todo pasa porque lleguemos también acuerdos de quita con nuestros acreedores, con cooperativas socias y con entidades financieras. Pero si no hay quita con esos 100 millones a voz de pronto no seríamos capaces de devolver lo que debemos.

--¿Qué dice el resto de socios ante este rayo de luz que aún aprecia?

--Algunos tienen esperanzas y hay otros que tienen dudas. Estamos teniendo reuniones con las cooperativas para ver si existe la posibilidad de conseguir ese volumen económico para retomar Acorex. Hay un grupo de 10 o 15 que se han juntado y están hablando. La ayuda del gobierno, aunque sea como moderador, también nos serviría. Lo peor que nos puede pasar a todos es la liquidación, en eso hay unanimidad.

--¿Qué ocurriría en ese caso?

--Sería un gran problema para todos los acreedores. Si Acorex desaparece se vendería todo, se haría caja para pagar las deudas pero hay preferencia de pago y a las cooperativas de base no les llegaría lo suyo, no recibirían lo que Acorex les debe.

--¿Cuál es la deuda actual?

--Ronda los 40 millones de euros, de los cuales 10 millones se deben a las cooperativas socias, 15 a las entidades financieras, 5 a Avante, el resto a proveedores y otros dos millones que aún nos quedan por pagar del aplazamiento de cuotas de los ERE.

--¿Cómo van los últimos despidos?

--A los últimos 50 trabajadores despedidos se le entregarán las cartas paulatinamente, porque tenemos la intención de no matar el grupo, que siga funcionando a bajo ritmo. Acorex está en la UCI conectada a una máquina de oxígeno y no queremos desconectarla, seguimos vivos y aún podemos reponernos.

--¿Cómo ayudaría a reponerse el regreso de las tres principales cooperativas que han abandonado?

--Sería fundamental. No somos rencorosos, las cosas que hayan pasado de aquí para atrás han pasado y hay que mirar al futuro. Todavía existe posibilidad de unirnos, cuanto más estemos mejor. Estamos abiertos.

--¿Hay contactos?

--Acorex aún no se ha extinguido y tenemos operaciones comerciales vinculantes entre todas las cooperativas incluidas estas tres, por lo tanto los vínculos siguen estando, aunque no con la intensidad y la claridad que nos gustaría... Estamos esperando también que lleguen los administradores concursales porque entendemos que nos pueden ayudar a unirnos.

--¿Si no se logra una quita de la deuda se podría salvar el grupo con la venta o alquiler de activos?

--Me temo que no. En la situación en la que estamos cada industria participada va a tener que buscarse la vida por separado. Si no fuésemos capaz de revitalizar Acorex habría que intentar individualmente salvar las empresas participadas.

--¿Cuál ha sido la inversión más aberrante, la de más pérdidas?

--Las dos que más nos han lastrado han sido Acosierra y Tomcoex por las circunstancias de inversión: hubo que financiarse muy severamente y luego encima hemos dado pérdidas tras pérdidas.

--Es miembro del consejo rector desde hace años. ¿Cómo se tomaban esas decisiones importantes? ¿Se pensaba en el futuro?

--En el futuro se ha pensado siempre lo que pasa es que el consejo rector cuando toma decisiones se basa en lo que le presentan los técnicos de la casa, que estudian los proyectos, los planos, las cuentas... si se entiende que va a salir bien se aprueba.

--¿Hubiera mejorado la situación la integración con Dcoop?

--En su momento tuvo su importancia pero eso se cayó por su propio peso por el momento en el que se produjo. Ya las tres cooperativas nos tenían solicitada la baja pero seguían teniendo voz y voto y para realizar esa fusión era necesario que lo aprobara la mayoría de dos tercios de la asamblea. No cargo el peso de la decisión en estas tres cooperativas porque no eran las únicas que no querían esa fusión, entre ellas la mía.

--¿Y el acuerdo con AN?

--Prácticamente no hubo acuerdo, lo que sí es cierto es que a nivel individual muchas cooperativas han recurrido a AN porque necesitan que alguien les garantice la retirada de la cosecha, nosotros no podíamos, les debemos dinero y no se fían. Pero como a AN, también se está entregando la producción a Mercoguadiana o cualquier otra que ofrezca seguridad de cobro. Lo único que exigimos es que nos pasen el 1% del canon. Algunas están pagando y otras no.

--¿Qué empresas son viables?

--Esperamos que sean viables todas incluidas Tomcoex y Acosierra. Ahora no somos capaces de financiar a la empresa como necesita porque para iniciar una campaña se requiere una financiación previa de cuatro millones de euros que en esos momentos no éramos capaces de conseguir de las entidades financieras. Pero esto no quiere decir que no sean viables algunas de estas empresas. En el caso de Tomcoex hay que aumentar la producción para sacar rentabilidad. Pero hay plantas que actualmente sí están siendo viables como la de La Garrovilla de piensos, fertilizantes y abonos líquidos o las granjas. Hay que sacar rendimiento de esos años de trabajo, pero ahora no podemos. Cuando llegue el administrador concursal tendremos más libertad.

--¿Supone esta crisis el fracaso del modelo cooperativo?

--No, pero hay que fortalecerlo. Han fracasado muchas empresas siempre en España y en momentos de crisis más. El modelo cooperativo se ha visto también afectado por la crisis aunque con un poco más de retraso. Si hubiéramos tenido la financiación adecuada a lo mejor podríamos haber actuado mejor. Por ejemplo, el ERE que estamos haciendo a toda pastilla hace 3 o 4 años deberíamos haber empezado a hacerlo y haber empezado a reestructurar la empresa en la dirección que requería.

--¿Cómo acabará esto?

--Mi experiencia me dice que de forma individual cada cooperativa lo va a pasar muy mal, podemos retroceder 30 o 40 años. Debemos ser capaces de sentarnos sin miedos y poner en una balanza pros y contras de estar solos o unidos. Si lo logramos, ganaría la unidad y tendríamos que echarle coraje porque creo que hay solución.