Esta sencilla afirmación es la primera que aprendí cuando comencé mis estudios de Descriptiva. En un primer momento me pareció una simpleza, pero poco a poco he ido comprendiendo la importancia de este simple principio. Si quieres hacer una silla que nunca cojee, hazla de tres patas en lugar de cuatro, porque la cuarta pata debe estar necesariamente en el mismo plano de las otras tres y esto es muy difícil. Las trilogías son muy frecuentes en todo tipo de representaciones simbólicas tanto en música como en pintura y, por supuesto en la Religión.

Si cuatro puntos de apoyo es dificilísimo que estén en un mismo plano, si solamente nos quedamos con dos, llegamos a que los planos que los contienen son infinitos y por tanto totalmente imprecisa e inestable la situación.

Vamos ahora al tema que nos interesa actualmente. Las ideas generadas por la Ilustración a finales del siglo XVIII y la organización política que nació con la Revolución francesa, acuñaron tres preceptos u objetivos que resumían la ambición de transformación de la sociedad: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Como toda obra humana los primeros revolucionarios deformaron rápidamente alguno de sus propios preceptos y se embarcaron a imponer a los vecinos colindantes sus principios, atropellando su propia Libertad y dando lugar a sangrientos enfrentamientos en toda Europa.

Ya a mediados del siglo XIX pensadores, principalmente anglosajones, pusieron el acento en la Libertad de los individuos, elevando a categoría lo que era en realidad un solo apoyo del proyecto revolucionario. Los abusos que el liberalismo desenfrenado produjo, generó el movimiento pendular y nacieron, a finales del siglo XIX, principalmente en Alemania, los pensadores que ponían la Igualdad por delante de cualquier otro principio, derivando en los regímenes comunistas que padeció Europa durante todo el siglo XX. Ambos movimientos pendulares han sumido a nuestro continente en el periodo mas mortífero de toda su historia.

Si en el plano político esta utilización parcial de los principios revolucionarios, se ha demostrado totalmente inadecuada para resolver los problemas, resulta aún mucho mas evidente en el plano económico; ni el liberalismo, condenado a sus crisis cíclicas, ni el comunismo por la desnaturalización de la persona y la desincentivación del esfuerzo, han sido capaces de articular sistemas económicos sostenibles en el tiempo. Cabe preguntarse, y mucho mas en estos tiempos de crisis social profunda, los motivos de esta frustrante realidad.

MI HUMILDE opinión es que hasta ahora ha sido relegado totalmente el tercer principio de la Revolución, "la Fraternidad". Y sucede que buscamos un plano sobre el que sustentarnos, pero para ello necesitamos los tres puntos y el que aún no hemos querido realmente desarrollar es la potenciación a todos los niveles de la Fraternidad. Se ha hablado mucho sobre este concepto pero ni se ha educado a las nuevas generaciones en las formas de ponerla en practica, ni se han desarrollado modelos económicos que demuestren que es un valor que genera nuevos e increíbles potenciales generadores de riqueza. La sinergia que se genera cuando varios individuos colaboran en la consecución de un fin tiene un potente efecto multiplicador que ya está siendo valorado en los modernos sistemas de gestión empresarial.

Hemos vivido dos siglos, y vivimos aún, en una lucha de tuertos, de una parte los que defienden la Libertad a ultranza y de otra aquellos que consideran que la Igualdad es un bien irrenunciable y está por encima de todos los demás, pero, ¿quién ha defendido de verdad la Fraternidad? Es precisamente este tercer punto el que puede potenciar y alimentar a los otros dos, porque decir Fraternidad es respetar la Libertad del otro y también ayudar a los menos dotados para acercarse a la Igualdad. Existen indicios que indican que tímidamente aparecen iniciativas como el "coworking" (trabajo compartido), el "crowfounding" (microfinanciación solidaria con proyectos sociales) y otras experiencias, principalmente entre los mas jóvenes, que apuntan en esa dirección.

¿Será el siglo XXI el siglo de la Fraternidad?