Tras algo más de tres años como ministra de la Vivienda en el Gobierno de la octava legislatura, presidido por Rodríguez Zapatero, la extremeña María Antonia Trujillo ha regresado a la tierra. En Cáceres, donde tiene su residencia, habla para EL PERIODICO sobre su etapa de ministra, sus ocupaciones actuales y sus proyectos futuros. Lo hace con cordialidad, cercanía y sinceridad, muy segura de lo que dice y sin ocultar su clara vocación política.

--De Extremadura a Madrid, de la tranquilidad a la vorágine de las grandes ciudades. ¿Le costó mucho el cambio?

--Cambiar nunca es fácil. Ya en el 2000 pegué un salto desde la universidad a la Junta, primero a la Consejería de Presidencia y luego a la de Fomento, y desde esta al Ministerio de Vivienda, y la verdad es que ninguno de los cambios fue fácil. Pero ciertamente el último fue el más difícil, no solo por dar un salto de la política autonómica a la nacional y cambiar geográficamente de la comunidad a Madrid, sino también por tener que montar un nuevo ministerio y poner en marcha una política que no existía en nuestro país.

--Y hoy, ya apartada de todo ello, ¿cómo se siente y valora su época de ministra?

--Aunque ha sido muy duro y un reto difícil, ha sido, por supuesto, un honor para mí ser ministra del Gobierno de España, y estoy muy satisfecha de todo lo que he hecho durante estos más de tres años.

--Era consejera de Fomento en la Junta de Extremadura cuando la nombraron ministra y, además, dirigía el Plan Regional de la Vivienda. ¿Influyó esto para darle la cartera de Vivienda?

--Como consejera de Fomento trabajé con la que era responsable de la política de vivienda en Ferraz, cuando estábamos en la oposición; también con la actual ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, preparando el programa electoral para las elecciones generales del 2004; tuve además la oportunidad de trabajar directamente con el presidente Zapatero, de intervenir con él en mítines electorales y también en jornadas que en política de vivienda habíamos estado organizando en el Congreso de los Diputados y en otros muchos foros; y tenía mi experiencia en Extremadura, donde aprobé el decreto que regulaba la política de vivienda en la comunidad para la legislatura autonómica. Todo esto hizo que desembocara en la política de vivienda.

--¿Hubiera preferido la responsabilidad en otra materia?

--No. Estoy satisfecha, porque la política de vivienda no es solo hacer vivienda protegida, es también la política de edificación, la urbanística... Es, en definitiva, todo lo relacionado con la sostenibilidad de nuestro territorio y de nuestro urbanismo, de nuestras ciudades; todo lo que está asociado a la edificación del futuro, no solo a la vivienda, porque además de la vivienda es desde la construcción de una iglesia a una nave industrial, un hospital o un colegio. Y está el fomento que se ha hecho de la arquitectura, la rehabilitación de nuestras ciudades, la política empresarial y logística, o la aprobación de una nueva Ley del Suelo que, además, es la que más consenso ha obtenido de todas las leyes de suelo de la democracia, pues la apoyaron todos los partidos, algo que jamás se había producido en la democracia.

--Se la ve realmente satisfecha.

--La verdad es que sí. Estoy muy satisfecha de haber trabajado en la política de vivienda, de haber puesto las bases y los pilares de las políticas de vivienda en este país, que no existían, y de entender además la vivienda en un sentido mucho más amplio.

--¿Su cargo repercutió de algún modo en Extremadura?

--Por supuesto. Hemos hecho muchas cosas por Extremadura, desde la Plataforma logística del suroeste europeo, la compra de 400 hectáreas para construir una plataforma logística; a la firma de múltiples convenios para desarrollos empresariales, como el del sector de los servicios medioambientales del ovino en Castuera, que es un parque empresarial donde hace ya tiempo están las obras de movimiento de tierras, y otros muchos polígonos empresariales tanto en Badajoz como en Cáceres.

También la política de rehabilitación, dentro de la cual yo lo último que firmé fue la del Parque Nacional de Monfragüe, con una inversión de más de 5 millones de euros para rehabilitar la casa de milicias, el puente, el entorno del castillo...; o el museo etnográfico en Villafranca de los Barros, las catedrales de Coria y Plasencia, la alcazaba de Badajoz... Creo recordar que teníamos en marcha más de cuarenta obras de rehabilitación del patrimonio arquitectónico de Extremadura y, además, políticas de rehabilitación de las ciudades.

--¿Y nunca la acusó nadie de atender más a su Comunidad?

--La verdad es que durante todos estos años hemos trabajado mucho por Extremadura y aquí tenía bastantes más obras en marcha de rehabilitación del patrimonio que en otras regiones, por lo que a veces pensaba que me iban a llamar la atención, pero no ocurrió. Pero es que, además, si hubiera podido darle más a Extremadura lo hubiera hecho.

--Le costó cambiar Extremadura por Madrid, y ahora, ¿cómo lleva la vuelta a la tierra?

--Aunque estoy muy satisfecha y para mí ha sido un honor haber sido ministra durante casi toda una legislatura, yo siempre digo que lo mejor de ser ministro es haberlo sido, por lo que la vuelta la llevo estupendamente, muy tranquila y mejor. No obstante, mi vocación pública y política la tengo, soy miembro de la Ejecutiva Regional del PSOE en Extremadura, estoy en el Comité Federal, y por lo tanto esa vocación pública y política permanece.