Cada vez son más los extremeños que debido a la situación económica, el paro o simplemente las ganas de viajar y conocer otras culturas, optan por marcharse a vivir fuera de la región. Según los últimos datos del padrón de españoles residentes en el extranjero que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), son ya casi 18.000 los extremeños que residen en 50 países de todo el mundo, cifra que ha crecido más de un 16% en los últimos cuatro años. Los destinos favoritos siguen siendo los países de Europa, especialmente Francia y Alemania, aunque otros como Estados Unidos, Argentina, Brasil, China o Australia van ganando atractivo. Los que se marchan son sobre todo personas jóvenes con buena formación y según los expertos, no es solo por causa de la crisis.

Según los datos del INE, a 1 de enero de 2014 había un total de 17.838 extremeños censados en el extranjero, 704 más que hace un año. Este aumento, junto al que se produjo en 2011, es el mayor de los últimos cuatro, tiempo en el que 2.559 personas han decidido establecer su residencia fuera.

POR PAISES Del total de extremeños en el exterior, un 70% (12.516) están censados en la Unión Europea, de tal forma que actualmente es Francia el país con más población extremeña. Son en concreto 4.765, de los que 194 se han inscrito en el último año. Le siguen Alemania y Argentina, aunque también hay una nutrida presencia de extremeños en Suiza, Bélgica, Reino Unido y Brasil.

Artemio Baigorri, profesor de Sociología de la Universidad de Extremadura (Uex), explica que ya un informe elaborado por su departamento en el año 2009 puso de manifiesto que la emigración se había puesto otra vez en marcha, pero esta vez acompañada de un nuevo concepto, la "movilidad global", que hace referencia a que más allá de las dinámicas migratorias de masas, la sociedad telemática y la globalización imponen una intensa movilidad laboral en los sectores más cualificados. Un concepto similar, "movilidad exterior", fue el que utilizaron los asesores de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, para camuflar la masiva emigración juvenil desde España.

Pero hay que tener muy claro de qué hablamos en cada caso, dice el sociólogo, que explica que ya desde antes de la crisis hay jóvenes extremeños trabajando en el extranjero en puestos técnicos y artísticos, "porque obviamente Extremadura no puede hoy por hoy generar empleo para bailarinas de ballet, ingenieros aeronáuticos o ingenieros

navales", y que también desde antes de la recesión algunos preferían salir para ocuparse en trabajos que aunque también se pueden desempeñar aquí, en el exterior les permitían construir una mejor carrera profesional. "Pero es evidente que hay otros muchos cientos de jóvenes que están saliendo ahora sin haberse planteado nunca antes la posibilidad, y si optan por salir es obviamente porque aquí no encuentran lo que les gustaría", dice.

Baigorri explica que se trata de un fenómeno global que no solo afecta a Extremadura sino también a los jóvenes catalanes, franceses, ingleses o subsaharianos, y en cualquier caso aclara que "no es la salida desesperada de familias completas en trenes de madera". "Hoy nuestros jóvenes viajan a destinos muy bien planificados a través de Internet; los padres les llevan hasta el aeropuerto de Badajoz, Sevilla, Lisboa o Madrid con una Visa en el bolsillo, un smartphone en la mochila y buenas reservas de jamón plastificado en la maleta", aclara.

Para Baigorri, el objetivo es que a diferencia de lo que ocurrió en la gran migración de los 60, cuando "solo volvían los que fracasaban o los que se jubilaban", ahora los que se quedan trabajen para que en un futuro haya sitio y "que ese capital humano retorne porque tendrá mucho que aportar".