La escasez de plazas en el sistema sanitario extremeño, la falta de una carrera profesional, la masificación del mercado laboral y la precariedad de los sueldos siguen llevando a centenares de médicos y enfermeros de la región a buscar trabajo en otros países de la Unión Europea.

Desde el año 2000, cuando se produjo el boom de la fuga de batas blancas , se han marchado más de 600 sanitarios --unos 300 médicos y 300 enfermeros--, según los colegios y sindicatos profesionales, que estiman que aunque cada vez emigran menos pero el éxodo no se ha frenado.

Y es que, a diferencia del 2000, cuando muchos jóvenes terminaban la carrera y encontraban trabajo sin problemas en otros países, ahora la situación es más difícil, sobre todo para los enfermeros. "La tendencia es a la baja, se ha reducido un 50% el número de enfermeros que marchan porque cada vez la demanda allí es menor", señala Antonio Galindo, director de la Escuela de Enfermería de Cáceres.

En el caso de los médicos, el presidente del Colegio de Badajoz, Pedro Hidalgo, lo tiene claro. "Se van porque Extremadura no es atractiva para ellos, porque aquí no está desarrollada la carrera profesional, porque no se les trata bien y porque en nuestra región el complemento específico no se contempla, es decir, que un médico que trabaja en la sanidad pública y tiene una consulta privada no puede cobrar este plus --(unos 9.000 euros al año)-- mientras que en otras comunidades y países como Madrid, Murcia, Baleares o Portugal sí que está permitido".

"Es inadmisible --añade Hidalgo-- que en Extremadura estemos formando profesionales, con los gastos que ello supone, que muchos se vayan a Francia, Reino Unido, Italia o Portugal y que tengamos que contratar a médicos polacos, con una formación y cultura diferente". Pero los médicos no sólo se quejan por el sueldo, sino porque sus jornadas se alargan hasta 65 horas semanales e incluso no se les reconoce el derecho a descansar después de un guardia de 24 horas.

Por su parte, Antonio Galindo, director de la Escuela de Enfermería de Cáceres, remarca también que este éxodo de sanitarios tiene "un cierto contrasentido" porque no cumpliendo ni España ni Extremadura la ratio enfermero-población que estima la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde las propias autoridades sanitarias y educativas de todo el país se está formando a los estudiantes para que circulen por Europa con el programa Erasmus.

Así, mientras que en países como Holanda hay 13,7 enfermeros por cada mil habitantes o en Suecia 7,1, en España el ratio es de 4,1 y en Extremadura 4,4. Es más, según los sindicatos se necesitan unos 1.500 enfermeros y unos 800 médicos más en la región para alcanzar el límite recomendado por la OMS.

Esta situación "contradictoria" obedece a que en Extremadura "esta saturación del mercado provoca un excedente de jóvenes titulados en Ciencias de la Salud, que se gradúan y no tienen garantizado un puesto de trabajo", según el secretario autonómico del sindicato de enfermeros Satse, Damián Cumbres, quien critica que la bolsa de trabajo está parada desde el año 1995 y que "la situación laboral es insostenible".

MAS OFERTA QUE DEMANDA Y es que sólo en Extremadura --comunidad de España que cuenta con más escuelas por habitante-- hay 5 escuelas de Enfermería y cada año salen entre 250 y 300 alumnos. En Portugal, donde hasta el 2001 había el mismo número de escuelas --posteriormente se ha abierto alguna más--, la realidad es opuesta.

Allí cada vez salen menos enfermeros de las universidades --en cada curso hay únicamente unos 30 estudiantes-- y se construyen más hospitales y centros de salud. "Ellos controlan el mercado y el número de universitarios para cada titulación en función de las necesidades --señala el secretario de Sanidad del FSP-UGT, Felipe Bachiller-- y nosotros defendemos el derecho a la educación y que luego el mercado regule la situació laboral".

En este sentido, Galindo, como responsable de una escuela de Enfermería, cree oportuno que se defina cuál es el número necesario de centros y de estudiantes para los próximos 10 años, porque "es un gasto importante cuando la realidad es que muchos de los estudiantes son de otras comunidades y la mayoría luego se marchan".