El sector agrícola ha ganado peso en el PIB extremeño de una forma más que notable durante la última década. En el 2008, las actividades relacionadas con la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca sumaron 1.103,3 millones de euros y supusieron un 6,1% del PIB. El año pasado, rozaron los 1.500 millones de euros, aumentando así dos puntos porcentuales la porción que representa el sector primario dentro de la producción extremeña.

No es el único cambio que se aprecia en la estructura actual del PIB autonómico respecto a la que tenía antes de la crisis. El más evidente es el del sector de la construcción que, con 2.371,4 millones de euros, representaba en el 2008 el 13,1%, prácticamente el doble de lo que significa a día de hoy (6,7% y 1.238 millones). Un descenso que, en parte, se ha visto compensado por el auge de las actividades inmobiliarias, un epígrafe que comprende las vinculadas a la compraventa y alquiler de viviendas —y de otros bienes inmobiliarios— ya sea por cuenta propia o de terceros. El gradual proceso de reducción del stock acumulado durante los años de burbuja le ha llevado a aumentar su importancia en Extremadura del 7,4% al 9,3% del total.

También es significativo el retroceso que ha experimentado la industria manufacturara, algo de lo que Extremadura no estaba precisamente sobrada ya antes de la crisis. Ha bajado tanto en euros corrientes (de 1.379,2 a 1.278,2 millones), como en su peso sobre el PIB (del 7,6% al 6,9%).

Por contra, el principal grupo de actividades dentro de la economía extremeña (Administración pública y defensa; Seguridad Social obligatoria; educación; actividades sanitarias y de servicios sociales), sí que ha aumentado su presencia en el PIB, del 23,9% del 2008 (4.340,4 millones de euros) al actual 25,1% (4.650,7 millones). redacción