El caso de Encarnación Carmona no es un hecho aislado en Extremadura. En las dependencias de la Guardia Civil y de la Policía Nacional se acumulan a lo largo del año en torno a 500 denuncias por desapariciones de personas, aunque algunas de ellas son sobre individuos que protagonizan este tipo de episodios repetidamente.

Las estadísticas de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado indican que el grado de eficacia en este tipo de intervenciones es alto. Aproximadamente cuatro de cada cinco casos logran esclarecerse. En el resto, las investigaciones siguen abiertas, aunque en ocasiones el denunciado aparece y la familia no retira la denuncia. También hay quien se dirige a la Policía o a la Guardia Civil para poner en conocimiento de las autoridades la desaparición de un familiar, cuando simplemente quieren conocer su paradero tras pasar cierto tiempo sin tener ninguna comunicación con él, explican fuentes policiales.

Tan solo durante el 2006, las comisarías de la Policía Nacional recogieron 164 denuncias de este tipo. A ellas, que concentran solo los casos originados en las ciudades de Plasencia, Cáceres, Badajoz, Mérida, Almendralejo, Don Benito y Villanueva, hay que sumar las presentadas ante la Guardia Civil, que tiene las competencias en el resto de municipios.

El perfil del desaparecido

En cuanto al perfil, la mayoría de los casos están protagonizados por ciudadanos de nacionalidad española, sin diferenciación entre los sexos --mitad hombres, mitad mujeres-- y con el matiz de que uno de cada tres es menor de edad --entre las mujeres la proporción de desaparecidos de menos de 18 años es superior, en torno al 65%--.

Entre los menores las causas más frecuentes citadas por los mandos policiales son los problemas familiares y, entre los varones, circunstancias socioeconómicas; mientras que entre los que superan la mayoría de edad la demencia senil y los problemas psicológicos se presentan como las circunstancias más comunes.