Más de la mitad de los cultivos de regadío extremeños ya están modernizados. Es decir, emplean técnicas de riego localizado (por goteo) o aspersión (ya sea fija o automotriz) en lugar de recurrir al sistema de riego por gravedad (los tradicionales canales o acequias). Estos últimos suponen un menor coste energético para el agricultor, pero son mucho menos eficientes a la hora de consumir agua.

Según el Informe sobre regadíos en España , elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), entre el 2002 y el 2008 la superficie modernizada de regadío ha aumentado un 45% en Extremadura, situándose en 121.898 hectáreas, con lo que por primera vez se ha superado la mitad del total de los terrenos en riego (52,9%). Sin embargo, aún se está lejos de la media nacional, que se sitúa por encima del 67%.

"En los últimos años, Extremadura es una de las regiones que han transformado en mayor medida sus explotaciones hacia sistemas de riego más eficientes", se subraya desde la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore). Su presidente, Andrés del Campo, indica que "estos sistemas de regadío permiten aplicar dotaciones más reducidas de agua a los cultivos y, además, controlar todo el proceso desde el sitio que tú quieras". En este sentido, considera que el agricultor "gana en calidad de vida, pero a quien de verdad se favorece es a aquellos usuarios que van a poder beneficiarse del agua que se ahorra".

Del Campo destaca también que la modernización de los regadíos presenta más dificultades en las autonomías del interior que en las del litoral, porque en las primeras "los cultivos tienen una menor rentabilidad", lo que obliga a valorar si el coste de las obras y el energético que habrá que afrontar una vez que estén acabadas compensa la transformación. En el caso extremeño, aparte del arroz, hay otros dos cultivos con prácticamente toda su superficie en regadío: el tomate y el maíz. A mucha distancia aparecen ya el viñedo, con un 18,3% de las hectáreas en riego, y el olivar, con un 11,7%.

Iniciado en el 2001, el 31 de diciembre pasado acabó la primera fase del Plan Nacional de Regadíos, al que se sumó, en su periodo final, un plan de choque con el que se quiso hacer más hincapié en la optimización del consumo de agua. En Extremadura, esta iniciativa contemplaba nueve actuaciones, que sumaban una inversión de más de 77 millones de euros y un ahorro conjunto de 209 hectómetros cúbicos de agua al año. Esta cifra está cerca de triplicar el total de agua que consumen anualmente todos los hogares de la región, conforme a los datos del INE.

El MARM ha asegurado esta misma semana que el 95% de los proyectos de distribución a parcelas que incluía este plan de choque se han finalizado ya o se está a punto de hacerlo. Sin embargo, el presidente de Fenacore matiza que estas actuaciones han llevado las conducciones hasta las bocas de riego de los agricultores, pero que muchos de ellos aún tienen pendiente lo que se denomina el amueblamiento en parcela , de manera que el agua está llegando

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