Desde ayer, viernes de carnaval, suenan día y noche los campanillos por las angostas calles de Arroyomolinos de la Vera. Niños, jóvenes y mayores ataviados con ropas viejas, el rostro cubierto para no ser conocidos y un buen cinturón de campanillos recorren todo el pueblo, gastando bromas y asustando a los más pequeños.

Otras de las actividades que llevan a cabo estos personajes del carnaval arroyomoliniego, consisten en "entrar en las casas, pedir los chorizos y no dejarse reconocer". Además, suelen "hacer bromas en la casa", descolocándolo todo. No se conoce con exactitud el origen de tan extraña tradición, ya que no existen datos anteriores a la invasión francesa, cuando fue quemado el ayuntamiento con sus archivos. Sí se recuerda que en la localidad que durante la Guerra Civil y la posguerra la celebración de Los Mascarones estuvo prohibida.