Al nuevo fiscal-jefe le preocupa de forma especial el tema de menores. De hecho, una de sus primeras actuaciones ha sido iniciar una reestructuración de está sección, donde prevé ampliar la plantilla.

-- ¿Ha aumentado en la región la delincuencia juvenil?

-- Ha aumentado, pero lo que a mí personalmente más me preocupa es el incremento que se está produciendo de los delitos violentos por parte de menores. Realmente cada vez hay más menores que cometen actos violentos contra otros menores o contra otras personas en general. No es que me preocupe el incremento de los delitos cometidos por menores, porque no es espectacular, pero sí la naturaleza de algunos de los que cometen y que hacen temer que las próximas generaciones sean más violentas.

-- ¿Por qué ese interés especial por la jurisdicción del menor?

-- Porque mientras que en los delitos de adultos la instrucción la llevan los jueces, en los de menores es competencia del fiscal. Por ello, es importante para la Fiscalía que este servicio funcione bien, porque puede ser una especie de banco de pruebas para futuros proyectos legislativos en los que pueda pensar el Gobierno dar la instrucción al Ministerio Fiscal en otro tipo de delitos; y, además, porque los temas relacionados con la delincuencia de menores son muy delicados. En ellos se juegan, no tanto principios represivos, de sanción a un delincuente, sino de prevención, en el sentido de que si conseguimos reeducar y reintegrar en la sociedad a edad temprana, quizás estemos evitando un futuro delincuente.

-- ¿Sería necesario algún cambio en la Ley del Menor?

-- Todas las leyes pueden ser mejorables, pero yo creo que la Ley del menor tal y como está planteada puede tener lagunas, pero en general es efectiva y está dando resultados. No es una mala ley, aunque quizá convendría rebajar la edad de los menores a los que afecta.