En estos momentos el consumo de drogas es un fenómeno cultural, más allá de ser sólo una fuente de problemas de distintos tipos". Es la rotunda afirmación que realizaba Eusebio Megías, director técnico de la FAD (Fundación de Ayuda a la Drogadicción) ayer en Villanueva de la Serena. Era el encargado de abrir el I Congreso Nacional de Actualización en Adicciones que se celebra en esta localidad pacense desde ayer y hasta hoy. Lo hacía con su ponencia La visión de las adicciones hoy y ponía el acento en la necesidad de actualizar y revisar la visión y formas de trabajo actuales en materia de drogadicción, que a su vez es el eje central de este evento. Destacaba el cambio en la visión de la sociedad, que hace unos años veía los consumos de drogas como situaciones que llevaban a la marginación, mientras que ahora se ha invertido y para muchos grupos es un elemento de integración social.

TODO HA CAMBIADO Entre los motivos, recordaba que el primer Plan Nacional sobre Drogas se puso en marcha en 1985 y desde entonces hasta hoy ha cambiado radicalmente en lo relativo a las sustancias que se consumen, perfil de consumidores y problemas que se derivan de su consumo. "Hemos articulado formas de vida, ritos y ceremonias en los que las drogas tienen un espacio; es difícil que un adolescente se imagine salir de marcha sin alcohol y hay una percepción colectiva que incluye estos comportamientos". Puntualizó que esto no implica que tengamos que aceptarlo sin más, sino que los mecanismos de respuestas tienen que ser distintos a cuando hace 20 años la sociedad se enfrentaba "a una epidemia como la de la heroína que estaba acotado a un grupo concreto y marginal".

Para Megías, las drogas no van a desaparecer de la noche a la mañana y por eso, las nuevas líneas de actuación tienen que basarse en una mayor cercanía a la realidad. "El objetivo no es tanto hacer que desaparezcan sino que nuestros niños, adolescentes y adultos sean más capaces de convivir con esa presencia con el menor coste posible desde el punto de vista personal y colectivo", y apostó por una prevención que no se centre sólo en evitar el consumo sino también en que se consuma menos, más tarde, de forma menos peligrosa y que ocupe menos la vida de la persona.