La diferencia entre el número de contratos formalizados a personas que vienen a trabajar a la comunidad autónoma desde otras regiones y el de los que se realizan a residentes en Extremadura que encuentran empleo en otros puntos del territorio español alcanzó en el 2016 su saldo más negativo en casi una década. En el primero de los casos, la cifra se situó el año pasado en 26.940, por más del doble (69.508) cerrados en sentido contrario, según los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Eso arroja un saldo emisor negativo de 42.568 contratos, el más elevado desde los 43.533 contabilizados en el 2006. En términos absolutos, tras Andalucía y Castilla-La Mancha, Extremadura es la tercera comunidad autónoma con un saldo negativo mayor, y junto con la primera de ellas fue en la que más se acentuó su carácter emisor.

Entre los contratos para salir a trabajar fuera de Extremadura (una media de casi 5.800 al mes) los desplazamientos más habituales son a, por este orden, Andalucía, Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Cataluña. Por género, prevalecen claramente los varones (44.974) sobre las mujeres (24.534). En los tres destinos principales hay predominio de hombres, si bien en el caso de Madrid hay mayor igualdad en términos de género.

Por grupos de edad, el más numeroso es el de los menores de 30 años (30.083), seguido de cerca por el de quienes están en el intervalo que va de los 30 a los 45 (27.435), frontera esta última que superan otras 11.990 personas. En el caso de quienes se desplazan a Madrid, cerca de la mitad tienen menos de 30 años.

En cuanto a la nacionalidad, los extranjeros suponen un 38,7% del total (19.400). Especialmente alta es la proporción en la movilidad a Castilla-La Mancha, donde más de dos terceras partes son ciudadanos de fuera de España.

Atendiendo al nivel formativo, en 27.573 de los contratos el trabajador tenía estudios primarios (o sin acreditar); en 18.786 Educación Secundaria Obligatoria; en 5.878 contaban con el Bachillerato; en 7.931 habían formalizado ciclos formativos; y en 9.266 poseían estudios superiores

Por sectores, predomina el de los servicios (39.352 contratos), que duplica casi al primario (20.407), pero muy por encima ambos tanto de la construcción (5.439) como de la industria (4.310). En este sentido, los desplazamientos hacia Andalucía y Castilla-La Mancha son fundamentalmente para trabajar en actividades agrícolas y los de Madrid en el sector servicios. Por último, el grupo ocupacional más frecuente es el de empleados no cualificados (26.966). A continuación aparecen los epígrafes relativos a los servicios de restauración, personales, protección y vendedores de comercios (14.174); el de los técnicos y profesionales científicos e intelectuales (8.974); y el de los artesanos y trabajadores cualificados de industrias manufactureras, construcción y minería (6.415).

En cuanto a los flujos de entrada, Extremadura y Cantabria son las únicas comunidades que durante el pasado año redujeron el número de entradas. Las principales comunidades autónomas de procedencia de los trabajadores que vienen a la región son Andalucía, Castilla-La Mancha, Madrid, Castilla y León y Comunidad Valenciana. En general, se repiten los mismos patrones de género, edad, nacionalidad y nivel formativo que entre los trabajadores que salen, si bien el peso del sector agrario se iguala más al de los servicios (11.207 frente a 12.634).