Europeísta más que convencido, Miguel Bernal lidera un proyecto que comenzó como "una idea entre amigos" y ya lleva más de un lustro trabajando por reforzar la presencia de la región en Europa y fomentar la construcción de la Unión Europea (UE). Desde una organización consolidada pero en expansión, el presidente de la Asociación Extremeña (AECEO) para la Cooperación Este-Oeste explica sus principales logros y retos.

--¿Cómo surge AECEO?

--AECEO nace de un grupo de amigos --de Extremadura y el resto de España y Europa--con un interés común: la construcción europea, que nos apasionaba y sobre la que hablábamos en reuniones periódicas. Y un día decidimos que ya estaba bien de charlas de salón y debíamos poner nuestro granito de arena para contribuir a eso de lo que hablábamos. Y sobre esa base constituimos AECEO y otra asociación europea, que se llama, en español, Red Europea Este-Oeste.

--¿En qué punto está ahora la organización extremeña?

--La primera actividad fue ganar gente que se implicara en conectar más Extremadura con Europa y viceversa. Creo que hoy, afortunadamente, sin que se pueda decir que todos los que deben estar en AECEO ya están, sí es bastante representativa de la región.

--¿Quiénes forman parte?

--Muchas entidades, aunque aún faltan. Por ejemplo, de las instituciones, está la Junta (la vicepresidenta es Dolores Pallero), las diputaciones, la Fempex... En el ámbito empresarial, tenemos al grupo Gepex de empresa de pública, la Sociedad de Fomento Empresarial, empresas privadas... Del mundo cultural, está la Fundación Academia Europea de Yuste, la Universidad de Extremadura...

--¿Y quiénes faltan?

--Pues hay muchas entidades que pueden aportar mucho a AECEO, como los clústers, las dos organizaciones sindicales, etcétera. Pero estoy convencido de que seguiremos creciendo los próximos años, con ilusión y humildad, porque sabemos que no vamos a cambiar el mundo, pero estamos convencidos de que los granitos de arena son muy importantes.

--¿Cómo pone AECEO ese "granito de arena" para construir la UE?

--Cada día se escucha más un discurso entre la clase política, el empresariado, los representantes de los trabajadores, etcétera, que afirma que es necesario europeizar Extremadura. Pero eso hay que desarrollarlo en el día a día.

Partimos de una situación muy interesante. Hemos tenido 23 años de pertenencia a la UE en los que hemos tenido que hacer dos cosas: recaudar fondos para mejorar la calidad de vida de los extremeños y gestionarlos bien. Lo primero ha sido fácil, mientras que lo segundo ha sido muy complicado, pero al final creo que lo hemos hecho razonablemente bien.

Pero esto cambia a partir del 2013, ya no vamos a tener solo que gestionar recursos de Europa, sino salir a buscarlos. Y tenemos un buen modelo, Alemania, que nunca ha recibido fondos, sino al contrario, pero ha conseguido que cada marco alemán que ponían, repercutía en dos marcos que volvían a Alemania. Y eso contribuyendo a que regiones como Extremadura pudieran mejorar. Para nada lo estoy criticando, sino al contrario: han dado, han ayudado y se han ayudado. Eso es lo que debe hacer Extremadura ahora.

--¿Cómo?

--Eso requiere prepararnos, preparar a nuestras instituciones, empresas, profesionales... Preparar una política estratégica de la región, que es lo que está haciendo AECEO. Estamos trabajando en todos los planos (institucional, político, económico, social, cultural...), para intentar promover intereses de Extremadura en el resto de España.

--¿Qué tipo de intereses?

--Hay algunos muy sencillos, como que las empresas vendan bienes o servicios en la UE. Otros, en cambio, son más complejos, como conectar a nuestras oenegés, nuestro movimiento sindical o nuestras instituciones con otras del centro y este de Europa. Además, después de 23 años aprovechando nuestra presencia en la Unión, hoy Extremadura puede devolverle al menos una parte de lo que ha recibido e igualmente trabajamos en eso, en mejorar la situación de Europa, con ese pequeño granito de arena nuestro.

--¿Cómo se lleva todo eso a la práctica desde Mérida?

--Básicamente, hacemos dos cosas. Por un lado, actividades de carácter sectorial, que consisten en poner en red entidades de Extremadura --la universidad, los ayuntamientos, el sector empresarial...-- con otras europeas, para lo que organizamos encuentros como el que este año celebrarán aquí empresas de capital riesgo.

Por otro, hacemos acciones territoriales , consistentes en conectar un territorio europeo con Extremadura en todos los sentidos. Llevamos tres años trabajando en Bulgaria y Bosnia Herzegovina, hemos empezado ya a hacerlo en Rumanía y el año que viene queremos llegar a Croacia. Lo que hacemos es generar un entramado de contactos de todo tipo (económico, político, social, cultural...), de modo que tras una primera fase, se pueden potenciar ya acciones de colaboración muy directa.

Por ejemplo, en Bulgaria hemos cerrado un protocolo de colaboración entre las autoridades extremeñas y búlgaras, para transferirles nuestros conocimientos en gestión de fondos comunitarios. Extremadura puede ayudar a este país a resolver ese problema que también en su día y, a cambio, les hemos planteado que ellos deberían tener un trato especialmente amigable con las empresas extremeñas.

--También organizan visitas de ciudadanos de estos países a Extremadura, ¿qué impresión se llevan de la región?

--Lo que ven es el cambio que pueden provocar los fondos europeos, porque el retrato (económico, social, cómo eran nuestros pueblos...) de Extremadura hace 23 años es el de estos países ahora y el cambio que hemos experimentado, aunque aún nos queda camino por recorrer, es lo que más les sorprende. Ellos son como éramos nosotros hace dos décadas y, por ello, podemos servirles de modelo. Eso hay que aprovecharlo.

--Ahora que llevan más de un lustro funcionando, ¿cuál es el mayor logro de AECEO?

--Contribuir a abrir el debate sobre la europeización de Extremadura. Me gusta que se esté hablando de esto, pero es a nivel de líderes.

--¿Su principal reto es, entonces, llevar ese discurso a la práctica?

--Exacto, que cale en la población para que sepamos valorar cómo la conexión más intensa de Extremadura con Europa revierte en la calidad de vida de los extremeños.