San Roque fue ayer el escenario en el que se celebró la última jornada festiva del Carnaval de Badajoz. Apenas había amanecido cuando se oían los primeros tambores en este populoso barrio, donde, a medida que avanzaba la mañana, se fueron congregaron miles de pacenses que quisieron presenciar o participar en el tradicional desfile del Entierro de la Sardina y con él decir adiós a cuatro días de fiestas.

Antes del desfile, sobre las 8.30 horas de la mañana, los carnavaleros pudieron reponer fuerzas en la sede de la asociación de vecinos, que repartió 200 kilos de perrunillas, 80 litros de aguardiente, además de migas con café, así como en los diferentes bares de la zona.

Este año se modificó ligeramente el recorrido del desfile debido a la obra del nuevo puente que construye la Confederación Hidrográfica del Guadiana a la entrada de San Roque, por lo que discurrió en su totalidad por la avenida Ricardo Carapeto, desde la confluencia de la calle General Mola hasta el cruce con la calle José Alba. También se cambió la ubicación del escenario del camión de la Junta de Extremadura, que volvió nuevamente a la avenida Ricardo Carapeto después de que el pasado año se instalase junto a la sede de la asociación de vecinos, en la plaza de Pablo Parejo.

La más llorona En el desfile participaron 16 comparsas, un grupo menor (La peña del barril), y el camión de la Brigada Antiardores, que acompañaron al cortejo fúnebre de la sardina, que desfiló sin féretro. No faltaron las plañideras, y este año Paqui Bernal volvió a llevarse el premio a la Mejor Llorona, que se instituyó el pasado año.

Sobre las dos de la tarde, el jurado, designado por la Federación de Asociaciones Locales del Carnaval Pacense (Falcap) e integrado por miembros de comparsas foráneas, dio a conocer el fallo. La comparsa Bullanguera se llevó el primer premio del desfile de San Roque, el segundo lo consiguió Bamboleo y el tercero Lancelot, que también se hizo con el tercer premio en el desfile del domingo.

Tras la entrega de premios, el público congregado despidió el Carnaval con una degustación de sardinas asadas en las barras instaladas en la calle por los bares del barrio y la propia asociación de vecinos, que repartió 600 kilos de sardinas, 300 panes y más de 300 litros de vino. Según la policía local, la jornada transcurrió sin incidentes dignos de destacar.