Guadalupe volvió ayer a cumplir con su tradición más ancestral: venerar a la morenita. Miles de extremeños y foráneos se congregaron en la localidad cacereña para conmemorar el día de la región y la festividad de la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura desde 1907. La celebración de ayer tuvo un carácter especial puesto que por quinta vez en la historia se enmarca en un año jubilar --concesión del Papa Juan Pablo II siempre que la solemnidad litúrgica de la Virgen, el día 6, coincida en domingo--, que supone indulgencias plenarias para los que siguiendo el camino de la fe acuda a visitar a la patrona en los próximos doce meses.

Este hecho podría haber motivado una mayor afluencia de peregrinos que no cesan de llegar a La Puebla desde el pasado sábado, cuando arrancó el Año Santo Guadalupense. Tampoco faltó ayer a la cita de cada 8 de septiembre el arzobispo de Toledo y primado de España, Braulio Rodríguez, ni los obispos de las diócesis extremeñas: Celso Morga --Arzobispado de Mérida-Badajoz--; Francisco Cerro --Diócesis de Coria-Cáceres-- y Amadeo Rodríguez --Diócesis de Plasencia--, que como suele ser habitual estuvieron acompañados por el obispo emérito de Segovia, Angel Rubio, natural de Guadalupe, y por las autoridades políticas, con el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara a la cabeza, que acudió con su esposa. Entre las presencias menos habituales, el secretario de la Conferencia Episcopal, el extremeño José M Gil Tamayo.

Cada 8 de septiembre que pasa quedan más lejos las viejas homilías de este día en las que se aludía a la polémica pertenencia de Guadalupe y otros 30 pueblos extremeños a la provincia eclesiástica de Toledo. Braulio Rodríguez evitó cualquier referencia y apeló a los feligreses a vivir la fe sin complejos, "este año jubilar es una ocasión única para ello", y superar a través de la fe las dificultades externas. "Desconocemos el tesoro que tenemos en la fe. En ocasiones estamos asustados porque nos ponen dificultades desde fuera, desde la cultura dominante, y pensamos que no hay lugar en la sociedad para vivir dignamente nuestra fe, no es verdad, nuestra debilidad no está en que nos ataquen los que no nos quieren, está en que no vivamos la fe cristiana como un acontecimiento, está en desconfiar de la iglesia", señaló. El arzobispo toledano repasó la historia de la patrona, a la que pidió defendernos de la guerra, del odio, del desamor y ayuda para acoger a quien lo necesita, "y ya sabéis quien lo necesita", apeló ante una basílica abarrotada de fieles con abanicos, móviles y cámaras de foto en mano.

"¡Viva la morenita! ¡Viva la perla de las Villuercas! ¡Viva la reina de la Hispanidad!", gritó un joven emocionado al termino de la eucaristía pasadas las doce el mediodía. A esa hora comenzó la procesión por el interior de la basílica y el Claustro de los Milagros, donde la Virgen procesionó acompañada de cientos de fieles, muchos de ellos descalzos y medio centenar de rodillas. La talla de la morenita lució en la fiesta grande de Extremadura el manto de la cenefa marrón, uno de los cuatro más importantes que posee, y la corona rica con la que fue coronada en 1928 como Reina de las Españas, entre otros lujosos complementos. La Coral de Santa María de Guadalupe, dirigida por el también organista del Monasterio, Tomás Sánchez, puso música a la jornada festiva y la comitiva de los Caballeros de Guadalupe flanqueó la imagen en todo momento.

Los honores del día de ayer a la Virgen de Guadalupe se vienen sucediendo desde tiempos lejanos, "ya los Jerónimos, que estuvieron en el Monasterio entre 1389 y 1835 celebraban de forma muy similar este día", recuerda la historiadora guadalupense Elisa Rovira, que reivindica el carácter internacional de la patrona extremeña. "Esta ha sido una fiesta secular que siempre ha atraído a multitud de personas fuera de nuestras fronteras".

Además del presidente extremeño, acudieron a la eucaristía la delegada del Gobierno, Cristina Herrera; el consejero de Medio Ambiente, Santos Jorna; y la portavoz de la Junta, Isabel Gil Rosiña; los presidentes de las diputaciones y autoridades locales, entre otros, que posteriormente disfrutaron de una comida en la Hospedería. El presidente del PP, José Antonio Monago, y el secretario del partido, Fernando Manzano, tampoco faltaron a la celebración, que aunó fe, tradición y muchos profesionales --de la Guardia Civil, de Cruz Roja y Protección Civil, entre otros-- velando por la seguridad de los miles de personas.