La treintena de mineros de Presur que permanecían encerrados en el yacimiento onubense de Cala --casi la mitad de ellos extremeños-- dieron ayer por finalizado su encierro después de quince días de protesta tras conocer la última oferta de la empresa.

En concreto, lograron una mejora económica tanto en lo que se refiere a las primas que recibirán los que se incorporen a la mina de Aguablanca, en Monesterio, como en las bajas incentivadas que cobrarán los que no acepten esa posibilidad. Aunque los portavoces de los mineros no cuantificaron la mejora económica que han obtenido, se declararon "satisfechos a medias" y reconocieron que no han tenido "más remedio" que llegar un acuerdo debido a "la presión" que estaban soportando.

Según han reconocido los propios mineros, los más aliviados por este acuerdo han sido los familiares de los nueve trabajadores que desde hace unos días permanecían en un viejo túnel de la mina a 1.200 metros de profundidad y cuya salud ya se estaba resintiendo.

El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) aprobado en el 2002 por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) marcaba la fecha del pasado viernes como límite para elegir si se incorporaban a Aguablanca o se acogían a la baja incentivada, algo que deberán decidir en pocos días. De hecho, en principio estaba previsto que el pasado martes iniciasen los preceptivos cursos de formación en la mina de Monesterio.

El ERE contemplaba que los mineros mantendrían en su nueva empresa, Rio Narcea, las condiciones laborales que tienen en Presur, lo que incluye su clasificación profesional y laboral así como su antigüedad, además de un incentivo económico.