Que los niños se contagien la gripe no es nada nuevo. Y de eso saben y mucho quienes se dedican a cuidar a los pequeños que crecen en una guardería. Conocedoras de lo importante que es mantener la higiene y que los escolares no intercambien objetos, aún están a la espera de recibir las recomendaciones de las autoridades sanitarias para afrontar un inicio de curso marcado por la gripe A, aun cuando todavía falta más de un mes para que llegue lo peor. Hasta ahora se está actuando con normalidad, y se trata de poner en práctica los recursos que dicta el sentido común: cada niño tiene su vaso, su chupete, se lava las manos con frecuencia, se evita que los niños se pasen de mano en mano un mismo juguete.

Hasta aquí todo bien, pero ¿cómo se le explica a un niño de 2 o 3 años que no abrace o que no bese a su compañero? Los cuidadores están pendientes, pero reducir a cero el contacto entre los pequeños se presenta como un reto más que complicado. Así al menos lo estima Juani Zahínos, coordinadora de la guardería de la Universidad de Extremadura en Badajoz, que señala que aunque se tomen medidas muy estrictas será muy complicado evitar el contacto entre ellos. Lo dice ahora que tiene a su cargo a ocho alumnos, pero lo será más "cuando estén los 16; es imposible".

Ahora se está a la espera de las indicaciones de las autoridades sanitarias y educativas, pero de momento, al menos en este centro y en todos los consultados, "cada niño tiene su botella de agua, su cubierto y su babero que se lava cada día, mientras que las cuidadoras y educadoras mantienen la limpieza de sus vestidos y batas y todo cuanto está al alcance de los pequeños".

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Las responsables de la guardería El Principito en Cáceres siguen por el momento las directrices transmitidas por Sanidad a través de los medios de comunicación, aunque aseguran que a pesar de que se aplican en preservar la higiene dentro de las instalaciones "contagios hay siempre entre los niños", señala Aurora Celis, quien no ha notado que por el momento los padres de los niños se hayan mostrado muy preocupados por la enfermedad. Pero por si acaso ahora han endurecido las normas, sobre todo con respecto a la entrada en el centro de un niño enfermo. "Si viene con fiebre o está malito no lo vamos a recibir en la guardería y si notamos cualquier síntoma en alguno de los que hay aquí rápidamente informaremos a los padres y a Sanidad, si se diera el caso", señala.

Donde también se han tomado más en serio evitar los contagios es en el centro infantil Nube de Algodón de Mérida. Una de sus educadoras, Pilar Guerrero, afirma que cada alumno tiene su vaso de agua, y que se toman precauciones "para que no se den besos y para que no se intercambien los chupes". Por el momento no han notado muy preocupados a sus progenitores. "Ningún padre ha preguntado qué medidas vamos a tomar. Por esa parte yo veo a la gente tranquila, pero creo que cuando empiece el frío y los resfriados sí comenzarán a alarmarse más", vaticina de cara a los próximos meses.