Cuando la hoy conocida como línea férrea de la Ruta de la Plata se puso en servicio hasta Astorga en 1986, el Gobierno español estaba convencido de que vertebraría y comunicaría todo el Oeste del país; que serviría para circundar Portugal, permitiendo "transportar en breve tiempo todo un ejército a determinados puntos de la frontera" y unir los arsenales de Cádiz y El Ferrol; y que tendría un gran interés comercial al conectar los puertos del Cantábrico con Andalucía revitalizando "zonas muy deprimidas" del interior peninsular. Más de un siglo después, dos de esos argumentos --suprimiendo el militar-- sirven a los defensores de este tren para reivindicar la reapertura de la conexión entre Plasencia y Astorga. Así se recoge en el estudio encargado por las Cámaras de Comercio de las tres comunidades autónomas afectadas, ya finalizado y que ha dado lugar a la firma del denominado Manifiesto de Salamanca .

En este documento, ratificado por la Cámara de Cáceres, entre otras, se reivindica ir más allá de la recuperación de la línea férrea y convertirla en un "moderno corredor ferroviario entre Gijón y Algeciras". Según los organismos camerales, esta infraestructura se convertiría en la columna vertebral de las comunicaciones del occidente español, contribuyendo a impulsar su desarrollo. También posibilitaría desarrollar nuevos ejes ferroviarios con Portugal para favorecer la cooperación transfronteriza, descongestionaría el tráfico férreo a través de Madrid, incrementaría el potencial del suelo industrial y el atractivo inversor de las zonas que recorre, y permitiría descongestionar las actuales autovías. En este sentido, aseguran que contribuiría a minimizar el impacto ambiental reduciendo radicalmente las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Según el estudio, la apertura completa del trazado permitiría captar un tráfico de mercancías de en torno a 15,6 millones de toneladas anuales, el equivalente a la carga de 625.000 camiones. Es más, sostiene que podría convertirse en un nuevo e importante eje para las relaciones económicas entre el noroeste de Africa y la Europa Atlántica.

El tráfico de mercancías sería su principal cometido, completado con servicios para pasajeros. Se trataría de un trazado moderno pero convencional --no se contempla incluirlo en la alta velocidad--. Y como adelantó este diario en julio, el trazado entre Plasencia y Astorga sería diferente al que se utilizó hasta 1985, dado que muchos tramos han sido restaurados como vías verdes y senderistas. Pero pasaría por las mismas poblaciones, aseguran en las Cámaras, que solicitan al Ministerio de Fomento la inclusión del proyecto en la revisión que está preparando sobre el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT).