El 23-F, fecha que, de manera buscada o casual añade más simbolismo a la iniciativa, el presidente del Consejo de la Juventud de Extremadura (CJEx), Oscar Alías, emprendía una marcha para recorrer la distancia entre Mérida y Gernika. Han sido trece días donde ha cubierto en cada jornada 20 kilómetros a pie, y ha pasado por cuatro comunidades, además de las de partida y llegada: Castilla y León, Madrid, Castilla-La Mancha y La Rioja.

Su objetivo: "conocer de primera mano las experiencias juveniles en educación para la paz y fomentar el intercambio y el encuentro". Asegura que en todos los lugares visitados ha tenido "una acogida excelente y vivencias muy importantes".

Hasta la meteorología parece haberse aliado en su favor, ya que a excepción de la llegada a Navalmoral "donde me cayó la del pulpo" y Segovia, donde según el alcalde de la localidad, "llegué en el día más frío del año", la amenaza de lluvia y nieve se iba disipando conforme avanzaba.

Siempre, menos en dos jornadas, ha caminado acompañado, y siempre ha sido recibido por los presidentes de los distintos consejos regionales de juventud y los directores del área en los gobiernos autonómicos.

"Mi principal objetivo era comprobar de primera mano cómo viven y piensan los jóvenes en otros lugares, buscar lo que nos une y encontrar caminos para que las diferencias no se intenten abordar desde la violencia o la crispación, sino desde la tolerancia y la paz", explicó.

Todos iguales

El resultado le llena de satisfacción. Allí donde ha estado ha comprobado que las inquietudes y problemas de la juventud son comunes. "Incluso en sitios como el País Vasco, donde se puede trasladar otra imagen, porque existe un problema de violencia que es real, pero no lo copa todo, he visto que lo que nos preocupa se parece: el trabajo, el acceso a la vivienda, el futuro...".

Además de un buen puñado de experiencias de actuación con y para los jóvenes y el compromiso de acciones interregionales, Alías se trae, tras la culminación del viaje en la Casa de Juntas de Gernika con la lectura de poemas de Luis Chamizo, la enseñanza del propio camino, "la reflexión, la lucha interna de cada día para que la meta no se desvirtúe, para evitar ser utilizado en función de intereses distintos", subrayó.