El presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, aboga por analizar "muy fríamente y sin apasionamientos" si todas las limitaciones a los usos que se hacen en el territorio extremeño "van en la buena o en la mala línea" y si el alto grado de protección ambiental que tiene la región "contribuye o no al desarrollo".

Monago viaja a Plasencia para participar en el acto conmemorativo del XXV Aniversario de la Federación Provincial de la Pequeña y Mediana Empresa de Construcción de Cáceres (Pymecon), patronal que cuenta en la actualidad con 250 empresas afiliadas.

En su intervención ante más de un centenar de empresarios, el jefe del Ejecutivo extremeño aclara que es indudable que estamos ante un momento difícil que no tiene parangón en las últimas décadas "pero también es un momento que nos ofrece oportunidades para cambiar los escenarios y las estrategias".

Bajo la premisa de que sólo con empleo público no se arregla la situación, Monago señala que Extremadura necesita más emprendedores, "más clases activas que pasivas", así como replantear la ordenación del territorio y analizar "muy fríamente y sin apasionamientos si todas esas limitaciones a los usos que se hacen en el territorio extremeño van en la buena o en la mala línea".

A su juicio, es necesario "romper mitos" y plantearse desde la "valentía" si ese alto grado de protección ambiental que tiene una comunidad autónoma de 42.000 kilómetros cuadrados, "que es la mitad de Andalucía, contribuye o no al desarrollo".

La respuesta la aporta el propio presidente extremeño: "Yo os digo que no contribuye al desarrollo porque los municipios con un alto grado de protección se están despoblando".

Añade que en la actualidad Extremadura tiene medio millón de árboles más que hace diez años, un dato que le ha servido para afirmar que el medio ambiente en la región "nunca ha estado mejor que ahora, pero a la vez los pueblos extremeños nunca han estado peor que ahora".

De acuerdo con esta argumentación, Monago apunta que Extremadura tiene árboles pero no tiene personas y tiene agua, concretamente el 40 por ciento de la reserva de aguas interiores de toda España, "pero no podemos hacer prácticamente ningún uso del agua, salvo el consumo humano y regadíos".

En este sentido, lamenta que no se pueda hacer un aprovechamiento turístico de los recursos "y cuando se hace terminamos en el Supremo".

El presidente extremeño pone varios ejemplos como el hecho de que en toda Europa se pueda navegar en todos los embalses y en Extremadura no, o que el lado portugués de la presa de Alqueva sea un paraíso para el ocio "y en el lado español se multe con 3.000 euros a quien navegue".

Por todo ello, anunica que ya trabaja con el Gobierno de España para hacer compatible el medio ambiente extremeño con el desarrollo productivo mediante la eliminación de trabas en este sentido, "porque Extremadura tiene muchas potencialidades pero también muchas limitaciones".