Es una de las más extensas y mejor conservadas "manchas de monte mediterráneo en todo el mundo" y pese a ello, las visitas que recibe son en su mayoría de ámbito nacional y procedentes de tierras cercanas. El Parque Nacional de Monfragüe, declarado como natural en el año 1979, es uno de los 15 parques nacionales que existen en España y el primero de Extremadura.

Enclavado en la provincia de Cáceres, cuenta en su zona con la cría de más de 200 especies de vertebrados, aunque otras muchas invernan o pueden observarse en el parque durante la migración. Fue declarado ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) en 1991 y desde sus miradores pueden avistarse buitres negros y leonados y águilas imperiales y reales, entre otros.

Debido tanto a su contenido como a su conservación, el Parque recibió la pasada Semana Santa los mejores datos de afluencia de los últimos cinco años, alcanzando las 35.000 visitas. Además, y según las encuestas realizadas en los últimos meses, la puntuación que los visitantes le otorgan es de ocho puntos sobre diez, por lo que el parque se sitúa en lo alto de la tabla si hablamos de conservación del patrimonio, acogida, señalización y recursos expositivos.

La única "pega" que se le puede poner es que no es del todo visible fuera de las fronteras españolas, ya que a pesar de sus buenos resultados de afluencia, casi la totalidad de sus visitantes proceden del territorio nacional. Concretamente, un 90,3 por ciento español frente un 9,7 por ciento que son de otros países. Además, prácticamente la mitad de los visitantes que se desplazan hasta este enclave natural proceden de la Comunidad de Madrid y Extremadura.

Así se desprende de un proyecto de investigación desarrollado por los investigadores de la Universidad de Extremadura, pertenecientes al Grupo de Estudios sobre Desarrollo Rural y Local en Espacios de Frontera (Gederul), coordinado por Felipe Leco Berrocal, e integrantes del Instituto de Investigación en Patrimonio de la Universidad de Extremadura (I-PAT). "El mayor pico de afluencia de público se logró en 2007. Ese año fue declarado Parque Nacional, y registró unas 300 mil visitas. Sin embargo, después de esa fecha el turismo de esta zona ha descendido levemente, dinámica inherente a casi todos los espacios protegidos de Extremadura, quizás por efecto de la crisis económica. Por eso pensamos que el Parque necesita aumentar su difusión. A nuestro juicio debe hacerlo además en dos niveles: un nivel territorial (que ayude a incrementar las visitas, sobre todo de turistas extranjeros, mediante el marketing turístico apoyado en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación), y un nivel social, para diversificar la oferta hacia sectores como jubilados, personas con diversidad funcional-, generalmente con mayor poder adquisitivo y, sobre todo, con mayor disponibilidad de tiempo libre", ha matizado el propio Leco.

Una vez se consiga este aumento de difusión y por tanto de visitantes, las cifras redundarían además en el alojamiento, que a día de hoy no obtiene mucho éxito en las poblaciones de influencia socioeconómica del Parque Nacional. La mayoría de los visitantes optan por hacer noche en localidades como Trujillo, Plasencia y Cáceres o Malpartida de Plasencia, Villareal de San Carlos y Torrejón el Rubio si el visitante prefiere estar en una zona más cercana y rural al propio enclave verde.

Según el proyecto Gederul, y gracias a casi 2.000 encuestas realizadas por el grupo, también se ha podido conocer que el Parque es más conocido por el sector educativo que por el agrario, algo que puede resultar beneficioso "si se ponen en marcha de políticas de marketing adecuadas, tanto públicas como privadas, más incisivas en un mercado cada vez más competitivo".

Sea como fuere, la visita a este parque de casi 18.000 hectáreas es, además de un placer, casi una obligación.