El contenedor de basura, el vertedero después o bajo tierra son los lugares donde descansan en paz cientos de animales de compañía tras fallecer. Espacios poco idóneos porque pueden traer consecuencias nocivas para la salud de las personas, por la posibilidad de que el animal desintegrado contamine aguas próximas o surjan focos de infección, pero hay otra razón de peso para no hacerlo: arrojar los cadáveres al basurero es ilegal.

La solución, desconocida para muchos, ya está en Extremadura. Se ubica en la carretera que une Cáceres y Casar de Cáceres y se llama Incimaex, la primera incineradora de animales de compañía autorizada en la región, que además de evitar la ilegalidad de arrojar un animal muerto a un vertedero, ofrece "una muerte digna a las mascotas". La única opción viable en países europeos como Francia, Italia o Reino Unido.

Esta pionera empresa extremeña --existen otras incineradoras pero solo para grandes animales--, empezó a idearse hace dos años, por las necesidades con las que su dueña, Begoña Bilbao, echaba en falta en su trabajo diario como veterinaria. Hace un mes, los esfuerzos de Bilbao, se vieron recompensados con la apertura de este negocio autorizado por la Junta extremeña acorde con la normativa vigente.

Perros, iguanas y gatos

Sobre todo perros pero también una iguana y algunos gatos han sido los primeros clientes de Incimaex que en 30 días ya ha incinerado a una veintena de animales en su horno crematorio que alcanza los 850 grados de temperatura y tiene una capacidad de hasta 250 kilos. Se ofrecen dos posibilidades: la incineración colectiva, donde es imposible recuperar las cenizas de cada animal; y la individual, que sí permite llevarse los restos del animal en una urna funeraria. En ambos casos se hace entrega a los familiares de un certificado de cremación oficial.

El precio puede rondar entre los 80 y los 400 euros, dependiendo de la opción escogida --la individual es más cara--, el peso de la mascota y la clínica veterinaria, a través de las cuales se ofrece el servicio en toda Extremadura. Profesionales de Cáceres, Badajoz, Plasencia, Don Benito, Almendralejo, Moraleja, Mérida, Montijo,... ya trabajan con Incimaex, que ahora está presentado el proyecto a los ayuntamientos, "ya que no todos los animales pasan por las clínicas veterinarias", explica la gerente, Mayte Pinar. "Con el consistorio cacereño ya se está elaborando el convenio". A pesar de que hay un grupo numeroso de veterinarios que se han sumado al proyecto, a respuesta no ha sido la esperada. "Para nuestra sorpresa hay clínicas que nos han negado su colaboración, unos dicen que no tienen demanda y otros prefieren esperarse a ver como arrancamos", apunta Pinar, Falta de conciencia o cultura, reflexiona. "Si la clínica de un cliente que desea incinerar a su mascota no trabaja con nosotros tiene que llamarnos y nosotros le derivamos a otro veterinario que sí lo haga". Facilidades no faltan, está disponible los 365 días del año.

El único objetivo de esta empresa es "profesionalizar el servicio de la incineración, porque además la demanda es cada día mayor para despedirse dignamente de la mascota que ha sido un miembro más de la familia para muchos. Hay dueños que lo pasan bastante mal, sobre todo en los casos que se incineran individualmente, unos dos o tres este mes", señala la gerente.

El tanatorio crematorio dispone de varias salas velatorios --la incineración dura cinco horas--, cámara frigorífica, un vehículo congelador, urnas funerarias e incluso sudarios. Profesionalidad no le falta a la primera planta para dignificar y legalizar la muerte de un animal, ya sean perros, gatos, conejos, hamsters, reptiles o aves. Este nuevo crematorio se suma a la decena que hay en el país.