Somos mortales. Esta ha sido una de las sentencias más indiscutibles del ser humano. Séneca ya nos dijo que no hay nada tan cierto como la muerte. Algunos lo han puesto en duda y Heidegger zanja el debate con claridad al definirnos como un ser para la muerte, indicando con esto que ya en esta vida desde que nacemos estamos muriendo.

Cuando hablo de muerte, hablo de la muerte clásica, de la de toda la vida. Algunos plantean la inmortalidad porque "hay vida después de la muerte" o "hay vidas paralelas porque hay universos paralelos" o "nos reencarnamos o resucitamos". No quiero escribir sobre esto porque soy muy torpe y no tengo capacidad para añadir valor a esas afirmaciones tan profundas. Bueno, mi madre me dice que me "subestimo" en algunos artículos, por ello diré que soy excesivamente racional, y que me gustan más los debates que entiendo posibles. Por tanto, razonemos como nos enseñó Aristóteles : Se han descubierto células inmortales, el ser humano es una suma de células, el ser humano será inmortal.

Perplejo sigo después de pensar sobre la entrevista de Iñaki Gabilondo al profesor Jose Luis Cordeiro . Nos dice con una serenidad pasmosa que vamos a ver la muerte de la muerte, que vamos a neutralizar el envejecimiento. Y todo porque considera a la muerte como una enfermedad y como tal se podrá prevenir y curar. Termina diciendo que ya se han descubierto células inmortales, las cancerígenas lo son, y que cuando se cure el cáncer seremos inmortales. Es cuestión de tiempo, 25 años dice él.

Hoy sólo quería introducirlo. Volveremos a esto en próximos artículos porque el tema para mí es apasionante al hablar de la muerte que yo entiendo, a la muerte de toda la vida como os decía antes. Os planteo terminar con el gran Borges que nos dijo que no tenía miedo a la muerte porque había visto morir a muchas personas. Y añadió: "Pero tengo miedo a la inmortalidad. Estoy cansado de ser Borges". Y tú, ¿en qué estás cansado de ser tú?