Diez personas al día deciden quitarse la vida en España. Un problema, el del suicidio, que «no sabemos por qué, pero no está ni en las agendas políticas, ni en las sanitarias, ni en las sociales», lamenta Andoni Anseán, presidente de la Fundación Salud Mental España para la prevención de los trastornos mentales y el suicidio (FSME).

Desde esta entidad privada se piden más políticas y programas de prevención, que son «prácticamente inexistentes» en la actualidad. Se arguye que el suicidio continúa siendo la principal causa de muerte no natural en España, produciendo más del doble de óbitos que los accidentes de tráfico, trece veces más que los homicidios y 67 veces más que la violencia de género. Entre varones de 15 a 29 años es la primera causa absoluta de muerte, y la segunda, después de los tumores, en mujeres de esas edades. La conducta suicida (ideación, intentos y suicidios consumados) «probablemente sea el problema de salud pública más acuciante en todo el Sistema Nacional de Salud», afirma Anseán.

En el 2015 en todo el país fallecieron por suicidio 3.602 personas, de acuerdo a los datos del Observatorio del Suicido de la FSME, recopilados a partir de las estadísticas del INE de ese año, las últimas disponibles. «En España estamos todavía en la fase previa de que no consideramos esto como un problema. Es más, parece que no existe», resalta

Este psicólogo precisa que, únicamente de forma puntual, se da repercusión mediática a algún caso, pero que, en general se trata de un tema «ignorado». «Cada año hay 3.500 o 4.000 suicidios pero parece que es algo que no acaba de ver nadie», dice este experto, quien reconoce que no es un problema de «fácil reivindicación», ni por parte de quienes tienen conductas de este tipo ni por el de sus familias. Incluso, añade, «hay un alto porcentaje de muertes por suicidio que se ocultan dentro del entorno, porque no están bien vistas y se dice que ha sido por un accidente o por otros motivos».

La incidencia del suicidio varía mucho entre las distintas regiones. La tasa media por cien mil habitantes es de 7,76 fallecimientos, pero se dispara en comunidades como Asturias (12,84) o Galicia (11,64). Por contra, Extremadura es la segunda comunidad con una tasa más baja, con 5,31 muertes. Junto con Madrid (la menor tasa, con 5,08), Canarias, Castilla y León, Cataluña, Murcia y País Vasco, conforman el grupo de autonomías que están por debajo de la media, un conjunto muy dispar en términos de renta o clima. ¿Hay alguna explicación de por qué en ellas se suicidan menos personas? «Si la hay, no la conocemos», responde Anseán. «El fenómeno del suicidio en España está todavía muy poco investigado y, a nivel regional, todavía menos. No tenemos respuesta de por qué, por ejemplo, en Asturias se matan el doble de personas que la media nacional. Este es un fenómeno muy variable y complejo».

Más hombres que mujeres

En Extremadura los datos de suicidios también presentaron varios aspectos diferentes más. Uno de ellos es el del género. De los 58 extremeños que se suicidaron en la región en el 2015, 48 fueron hombres. «Normalmente, la proporción habitual aquí y en otros países del mundo suele ser la de tres hombres por cada mujer, pero en Extremadura es prácticamente de cinco» (la segunda más alta, tras Castilla-La Mancha), apunta el también presidente de la Sociedad Española de Suicidología. El caso contrario ha sido el de Navarra, con una relación de uno a uno, algo «casi inaudito aquí y en cualquier lugar del mundo».

También fue diferente en Extremadura la incidencia por edades. En España, el mayor número de suicidios en ambos sexos se produce entre los 40 y los 49 años. Sin embargo, en la región casi tres cuartas partes de ellos se producen a partir de esa edad.

Las enfermedades mentales como la depresión o la esquizofrenia, la situación económica o laboral o la edad, pueden ser variables que influyan en el perfil de quienes ponen final a sus vidas pero, remarca Anseán, es difícil asegurar nada sobre un problema que está tan poco investigado.

Tampoco existe en España ningún plan o estrategia estatal para la prevención del suicidio y, a nivel autonómico, apenas unas pocas regiones tienen iniciativas específicas en esta materia. El resto, «o no tienen nada, o las incluyen en los planes de salud mental. Y este es un problema que afecta a más cosas que no son la salud mental», sostiene. El el caso extremeño, el nuevo plan de salud mental será presentado el próximo 17 de mayo, si bien desde la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales no se ha querido informar de cómo se aborda en él este problema.

Entre los «mitos» que desde esta Fundación se quieren desterrar en torno al suicidio están los de que hablar de él incita a llevarlo a cabo o el de que «Quien lo hace no lo dice y quien lo dice no lo hace», ya que, se arguye, la gran mayoría de ocasiones el suicidio viene precedido de señales que no deben subestimarse. De la misma forma se hace hincapié en que es un fenómeno que puede prevenirse igual que los homicidios o los accidentes de tráfico. De hecho, esta fundación apunta como posible causa del descenso registrado entre 2014 y 2015 en España (308 defunciones, un 7,9% menos) la creciente sensibilización y capacitación de los profesionales sanitarios.

A este respecto, Anseán incide en la formación de los médicos de atención primaria. «A los servicios de salud mental el paciente no puede llegar si primaria no lo deriva antes. Es la puerta de entrada al sistema sanitario», justifica. Además, apostilla, «cuando les das herramientas para poder detectar este problema y para poder prevenir, responden muy bien».