Los productos ecológicos lo son cuando las empresas así lo quieren. Al menos esa es una de las conclusiones de la tesis elaborada por Antonio Chamorro, en donde se indica que el consumidor puede encontrar en los supermercados mensajes como el de blancura biológica , en la etiqueta de un detergente, o amigo del medio ambiente , en la de unos pañales para bebé. Son frases, sostiene el estudio, dirigidas desde los fabricantes a un sector de público, cada vez más numeroso, preocupado por preservar su entorno natural y desarrollar comportamientos respetuosos con el medio ambiente. Pero, ¿qué se entiende por ecológico?

Antonio Chamorro asegura que para que un producto sea ecológico debe reunir las características distintivas que garantizan que el artículo produce un mínimo impacto medioambiental durante todo su ciclo de vida, desde el proceso de fabricación hasta que se agota su utilización.

A juicio del investigador, actualmente son las empresas las que etiquetan bajo esta categoría, sin ningún criterio que les obligue a certificar que el producto sea realmente ecológico. Existen tres normativas al respecto: la marca Aenor de Medio Ambiente, el Distintivo de Garantía de Calidad de Medio Ambiente de la Generalitat de Cataluña, exclusivo para esta comunidad, y el Sistema Ecológico Europeo; pero la utilización de la nomenclatura se realiza libremente.