Una adopción «abierta». Es el concepto. Se pretende que los menores que lleguen a un nuevo hogar puedan, si quieren, seguir mantiendo el vínculo con su familia biológica. No tanto con los padres (que la relación y el contexto suele ser complicado), sino sobre todo con los hermanos, de los que han sido separados y que muchas veces tienen de referente. No se puede obligar a los nuevos progenitores a que fomenten o permitan esa relación, aunque sí serán informados de que existe la posibilidad. Y además, como novedad, se va a crear un registro oficial de datos y referencias para que, en caso de que ese menor adoptado haya cumplido ya los 18 años, no haya existido contacto y esté interesado, pueda buscar a su familia biológica.

La medida forma parte del Plan Integral de Familias, Infancia y Adolescencia 2017-2020 de la Junta de Extremadura, que incluye un nuevo decreto que entrará en vigor en menos de un mes. «En materia de protección de menores, lo más importante es evitar en la medida de lo posible la institucionalización de estos, es decir, que vivan en hogares, y no en centros o pisos tutelados», subraya la directora general de Políticas Sociales, Infancia y Familia, Carmen Núñez. Esto implica que, al ser tan difícil que haya adopciones de hermanos, existan casos (previa evaluación) en que estos sean separados.

Otro de los puntos que incluye el nuevo decreto es que para evitar que el niño pase el menor tiempo posible institucionalizado, se entrega en situación de guarda con fines preadoptivos (la tutela la mantiene la Junta) hasta que se produce la adopción (y la patria potestad ya pasa a los nuevos padres).

Elevar la edad para adoptar bebés de los 40 a los 45 años (tanto en los casos nacionales como en los internacionales) es otra de las novedades que aplicará en breve la Junta de Extremadura. La explicación es clara: el retraso a la hora de afrontar la posibilidad de ser padres. «Incluso en situaciones concretas, puede ser más alta, llegar a los 50. Por ejemplo, se aplicaría cuando los niños tienen 6 o más años o se trata de un grupo de hermanos, que es muy difícil encontrar una familia adoptante. Habría que estudiar detenidamente el caso y se si se concluye que hay idoneidad, se iniciarían los trámites», explica Carmen Núñez. Y reflexiona que, al fin y al cabo, tal y como ocurre numerosas veces, son los abuelos quienes se encargan la mayor parte del tiempo de la crianza de sus nietos. «Tenemos que seguir abriendo puertas porque lo más importante es que los menores vivan en un hogar, en una familia», añade Núñez.

TRES AÑOS DE ESPERA / Y una modificación más que incluye el nuevo decreto que entrará en vigor antes del verano es que, en las adopciones internacionales, se podrán abrir solicitud en más de un país al mismo tiempo. «Ahora los que ofrecen más facilidades son India y Vietnam. Antes eran China y Haití, pero ambos se han cerrado. Nunca se sabe en qué momento va a cambiar la política, por eso se va a permitir que haya más de una solicitud a la vez. Además, la demora en este tipo de procedimientos se ha incrementado bastante. Si antes la media rondaba los dos años, ahora hay muchos expedientes que se van a los tres», subraya Núñez.

Para las adopciones internacionales también existirá ese llamado Registro de Manifestaciones de las Familias Biológicas, «es un contexto muy diferente y bastante más complicado, pero no se cierra esa posibilidad». Se engloba dentro de un programa de posadopción que asistirá en la búsqueda de sus orígenes.

En definitiva, el nuevo decreto busca «proteger al menor y dar protagonismo a sus opiniones a la hora de establecer un clima adecuado de convivencia».