Eran cinco hermanas, la más pequeña de apenas cuatro años. Tres de ellas tuvieron la suerte de ser adoptadas por dos familias distintas, las otras dos, las más mayores, permanecieron en el centro. Los nuevos padres no permitieron que hubiera relación entre ellas, que mantuvieran el contacto, que se vieran. Pero cuando crecieron y cumplieron los 18, se buscaron, se reencontraron. Y volvieron a tener relación de hermanas. «Es lo lógico», asegura Carmen Núñez, directora general de Políticas Sociales, Infancia y Familia de la Junta de Extremadura.

Recuerda este caso como el ejemplo más evidente de que la separación es muy dolorosa y nada aconsejable. Pero, cuando se ha valorado la situación y ha ocurrido, «lo recomendable es que se permita a los menores mantener el trato, porque ellos lo necesitan».

Por eso el nuevo decreto de acogida y adopción de la Junta aboga por un modelo abierto que permita seguir la relación con la familia biológica. «Está pensado sobre todo para los hermanos, para que no ocurran casos como el descrito; y para los abuelos, que a lo mejor no pueden hacerse cargo del cuidado porque son muy mayores o no cuentan con recursos económicos suficientes pero la relación entre ellos no es mala. Con los padres sería bastante más complicado porque, obviamente, se les ha retirado la custodia y es porque ha existido previamente una situación problemática», detalla Carmen Núñez.

Pero puntualiza que la nueva ley no obliga a las familias adoptantes o de acogida a que permitan esa relación, pero sí contempla que se informe de sus ventajas y que se ofrezca esa posibilidad que antes no se barajaba.

Campaña

Esta semana la oenegé Aldeas Infantiles ha puesto en marcha la campaña Los hermanos tienen derecho a crecer juntos y ha pedido medidas urgentes para que esta condición se cumpla en todos los procesos. «En España hay más de 43.000 niños que crecen sin el cuidado de sus padres. Muchos de ellos deben enfrentarse, además, a la separación de sus hermanos. Ayúdanos a evitarlo», es el mensaje que han enviado a través de su web para recoger firmas.

Entre sus argumentos defienden que «la decisión sobre la forma más adecuada de acogimiento debe tomarse teniendo en cuenta la opinión de los menores afectados». También inciden en que «en aquellos casos en los que no puedan permanecer juntos, se garantizará su derecho a disfrutar de su hermandad y a mantener el contacto, con independencia de la relación que se establezca con sus progenitores».

Según la experiencia de la directora general de Políticas Sociales, Infancia y Familia, «si son separados, la experiencia con los nuevos padres va a convertirse casi con todas las probabilidades en un fracaso, porque lógicamente va a sentir rechazo a ese nuevo hogar». «Porque con su hermano -continúa- ha vivido los momentos más difíciles, es su referente; romper ese vínculo sería algo muy negativo y tiene consecuencias».

No obstante, hay situaciones que se pueden valorar, y en éstas influye en gran medida la edad de los niños. «No es lo mismo si son bebés o si tienen 5 o 6 años».

Dificultades

Cuando se trata de más de uno, las opciones se reducen bastante. Los datos dicen que, en los tres últimos años, en Extremadura ha habido tres acogidas y una adopción de grupos de hermanos.

Por ello desde la Junta también se ha puesto en marcha otra campaña para dar a conocer la acogida (un fórmula que implica que los nuevos progenitores cuidan del menor pero la tutela la sigue teniendo la Administración regional; cuando se trata de adopción, la patria potestad sí pasa a los padres y éstos le dan sus apellidos y se convierten en los únicos responsables).

«Lo ideal bajo cualquier óptica es que ningún menor permanezca en el centro, por eso ponemos en marcha esta campaña de acogimiento, porque los grupos de hermanos lo tienen más difícil», asegura Núñez.